sábado, 21 de agosto de 2010

TODAVÍA.

No todos los instantes ya pasaron
y aún esperan tenaces,
imprevistos, furtivos.
Ocultos en la lluvia que enjuaga la ventana,
o en la invicta añoranza que irrumpe cada tanto.
Si algo ya nos dejó camino arriba.

Los momentos, parece,
no sólo son ayer de gorriones quebrando
el aire transparente de una tarde lejana.
Ni el sol recalentando la sangre adolescente.

Tal vez cada futuro es también una ausencia.
Sin el dulce regusto de niñez y nostalgia,
pudo ser un posible que no llegó a destino.

Sin aguardo de magia o resplandores
cada fugacidad es un acaso.
Muy íntimo y final. Sueño y milagro.
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