miércoles, 16 de mayo de 2012

Dies millones o no vendemos. Cuento.


DIEZ MILLONES O NO VENDEMOS.  
 
                          Eduardo Pérsico. 
 
 
      La radio anunció que Jota Gonzalez, futbolista conocido como el Marqués, 
   sería vendido al exterior por seis millones de dólares, y alguien que 
   venía haciendo equilibrio para reparar el techo de su casilla no le gustó 
   la noticia. Nadie, por más presidente del club que sea tiene derecho a malvender 
   al Marqués, se dijo y levantó la vista al helicóptero que sobrevolaba 
   el vecindario. 
   
      El hombre vivía en ese barrio de las mujeres pintarrajeadas y los  gallos afónicos,
   y si no quería que la tormenta le hiciera perder los cuatro muebles de su 
   vivienda y volver a llenarse de agua con su mujer y los tres pibes, ya mismo 
   debía reparar el techo. ¿Pero cómo sólo seis millones? Si por el brasileño 
   Chuequinho que no vale ni un zapato del Marqués, ese mismo club italiano pagó 
   mucho más, se molestó. Ni hablar viejo, y te digo que quienes compran y venden 
   jugadores no tienen ni idea de quién es Jota Gonzalez; el Marqués, técnico, 
   goleador y un genio. Aunque si la radio tanto lo repite debe ser cierto, qué joder…   ¿Y si esa hermosura de mujer que tiene el Marqués no quisiera irse a Europa por amor al país, no sería lindo..? 
 
      ¿Y cuànto me pidió el ferretero por que cada chapa, treinta? Que lo parió, 
    sesenta las dos, ni soñando. Así que antes de largarse la lluvia remendaría 
    el techo con unas cuantas latas viejas y después, vería. Así que en la 
    misma decisión se prometió ‘por el Marqués nos pagan los diez millones o 
    no vendemos. (1980)  
 
 

viernes, 11 de mayo de 2012

El muy confuso liberalismo económico.


EL MUY CONFUSO LIBERALISMO ECONÓMICO.
                                      
                                      
                                                     Eduardo Pérsico.
                                               La economia no es ninguna ciencia. Es
un juego de cartas con pretensiones. Enrique                            Silberstein.     .                                                        
        Según la economista norteamericana Ellen Brown en ‘Telaraña de la Deuda’, último de sus once libros, el ‘Vampiro’ de Goldman Sachs ‘un cartel privado usurpador de el poder de crear dinero’. luego de haber obtenido en los Estados Unidos rescates bancarios por varios millones de dólares, fracasó en el año 2008 para lograr del mismo gobierno norteamericano un Fondo Permanente de Rescate o Alivio para Activos en Problemas que cubriera íntegro al sistema financiero; un exceso incalculable. Y afirma la investigadora que sin embargo ese proyecto de ‘rescate irrevocable y permanente´, tuvo éxito en Europa, el hoy llamado Mecanismo Europeo de Estabilización fue aprobado y el ‘golpe de los banqueros’, según Brown triunfó en toda la zona Euro. Recurso que expone a los contribuyentes a cada requerimiento que los eurócratas financieros le demanden, en una indudable maniobra de liberalismo económico  a ultranza de ‘primero salvemos a los bancos’. Logro de la Goldman Sachs en trasladar sin discusión la crisis a los países europeos adheridos al euro, por más que semejante apropiación del dinero ajeno cargara de incredulidad a todo el sistema.      
                                              
     Por sus decadencias crece la duda conceptual que enfrenta hoy el neoliberalismo económico, algo apreciable ante los resultados electorales que se dieran en las últimas elecciones en Europa. Como tampoco lo fueron electoralmente efectivas tantas indicaciones y arengas a lo países emergentes de América Latina, reiterativas en que aquí se aplique la más absoluta libertad de comercio y sus propios planes de una ‘modernización’ dejando ya mismo la explotación de nuestras riquezas naturales en manos privadas. Para ellos, su eficacia técnica es sin duda más racional y efectiva que la de cualquier estado latinoamericano; una graciosa por desinformada Verdad instaurada por los teóricos de esa concepción económica, tan convencidos de saberlo todo. Y por semejante irrealidad objetiva, el neoliberalismo económico y privatista no aprecia ningún atisbo favorable a un país latinoamericano, y sin mucho arsenal  teórico descarga su malestar en contra del nacionalismo irracional, el populismo autoritario y otras simplezas contra todo gobierno que disponga jurídicamente de sus bienes naturales. Una decisión inherente a cualquier Estado que significa ejercer el derecho de cada país a proteger el futuro de sus habitantes, algo que jamás es una débil aspiración. Ese malestar de los gobiernos de otros países por estimarse tan modernos y centrales, hoy lo soportan sus propios habitantes ante el atropello de una  economía basada en la especulación financiera y no en la actividad productiva; un perfil al menos humillante.

      Algo primordial al capitalismo es una buena  ocupación de la mano de obra, que por sí misma amplia y multiplica los participantes al estado de bienestar. Sin el empleo absoluto que el empresariado no utiliza como regulador del trabajador, toda buena ocupación genera una demanda y es un elemental principio que durante los últimos años despreciaran los seguidores de Goldman Sachs por toda Europa. Un desenfreno financiero dominado por un sector de carteras bancarias que ya ocasionaron masivas desocupaciones y pérdida de los beneficios sociales del gentío. Un asunto que en muchos casos, los mismos trabajadores culpan del desastre económico al exceso de inmigrantes.  ‘Que ya son más de los soportable por  nuestro país’, anunció el francés Sarkozy en plena campaña electoral; y en aquello de culpar al enemigo equivocado, a la inmigración se le atribuye en toda Europa muy baja capacitación. Por un arraigado clasismo tan desafortunado en este siglo veintiuno, que hasta nos permite intuir que al frenarse del todo la rueda la rueda económica tampoco protegerá a los profesionales universitarios que sin el aporte de quienes elaboran la riqueza generalizada, no la pasarían muy bien. Sin producción detrás ellos también se matarían de aburrimiento en su gabinetes profesionales en cuanto por esa  implacable regla económica que bien saben los hacedores del capitalismo, - injusto pero verdadero- la producción y el consumo deben ser lo más generalizado posible. Algo tan desatendido en los países de Europa, centrales o no, hoy España exhibe una desocupación creciente y en la calle a los Indignados hace ya un año. Más otras imprevisiones del gobierno de Mariano Rajoy, quien luego de enjuiciar duramente de intervencionista y confiscadora a la Argentina por renacionalizar las acciones de Repsol en Yacimientos Petrolíferos Fiscales, el miércoles 9 de mayo del 2012 tomó en pago como paquete accionario más de cuatro mil millones de euros que la casi quebrada financiera Bankia debía al Estado Español, y anunciara  de paso ‘otras buenas decisiones para los bancos en estos días’. ¿En qué quedamos frente a un régimen tan contradictorio? Cierta duda que al menos vale preguntarse. (mayo 012) 
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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www.eduardopersico.blogspot.com

domingo, 6 de mayo de 2012

Cuando los Medios no informan, deforman.


 CUANDO LOS MEDIOS NO INFORMAN, DEFORMAN.   
                                     
                                               Por Eduardo Pérsico.  
                                              
‘Si nunca entregáramos una Verdad Cierta a nuestros lectores, el negocio se acabaría enseguida. Natalio Botana, Crìtica, 1932.
   

      Que la opinión de la gente es siempre operable y fácil de convencer en los medios de comunicación ya es un prejuicio que la realidad  convirtió en una superchería que se verbaliza y nada más. Esa mágica incidencia de la prensa sobre el pensamiento colectivo – preciada mística periodística- mucho ha decaído en su eficacia al menos en América Latina, donde el mismo gentío oyente o lector en verdad muy manejable décadas pasadas, en no pocas elecciones presidenciales le hizo perder convicción y seriedad a todo eso. En Bolivia con la elección de Evo Morales y en Argentina, esa decadencia se hizo muy visible en el año 2003, cuando al asumir en Argentina Néstor Kirchner con un magro veintidós por ciento de votos, el conservador diario La Nación lo visitó para indicarle al primer mandatario un programa de gobierno redactado por ellos y Kirchner no aceptó. Pocos días más tarde el mismo centenario matutino publicó ‘los argentinos han votado gobierno para un año’, una frase acaso no textual que más fuera estimada al sumarse el otro diario y multimedio de mayor venta, Clarín, en una brega contra el gobierno recién electo. El mandato de Kirchner terminó luego de cuatro años, 2007, y entonces Cristina de Kirchner del mismo signo político obtuvo la elección con un cuarenta y seis por ciento de los votos, - un poco más del doble anterior- porcentaje que al ser reelecta en el 2011 se amplió al cincuenta y cuatro por ciento del total. Casi dos veces y media más votos del año 2003 y que ya denunciara la precariedad de esos medios sobre la  opinión nacional en Argentina. Y en el reciente debate legislativo de diputados y senadores a propósito de la recuperación de sus Yacimientos Petroliferos en poder de la empresa Repsol, oficialismo y oposición dieron un acuerdo masivo de apoyo, al menos de un ochenta por ciento a la decisión del Poder Ejecutivo. Por supuesto nada equivalente ‘con cinco tapas en contra de nuestros diarios en la Argentina cae cualquier gobierno’ que mucho obligarían razonar los avisadores de esos diarios. Pero claro, de eso mismo y tras la sanción definitiva del recupero de la acciones de Repsol en YPF sin insultar a ninguno de sus ejecutivos, tan agresivos ellos, se encargó el humor popular: ‘Es que los peronistas somos tan analfabetos que al no saber que Clarín y La Nación ya nos echaron, seguimos gobernando’.

    Pese a que los mismos periodistas y sus operadores prosiguen entreverando lo principal con lo secundario en esto de la recuperación de YPF, empresa nacional desde 1907, en semejante aislamiento conceptual el periodismo escrito y televisivo exhibe su rendición profesional ante el Poder como si fuera meritoria.  Una descalificante rendición que  los escribas veteranos entienden como la mayor expulsora de credibilidad; en tanto prosiga el manual informativo protegiendo la verdad, el convencer a otro merece ser creíble y todo desecho de  lo esencial cae en el panfleto. Por más que los fabricantes de opinión sigan creyendo que cada receptor es un sistema opaco y sin matices, y que cualquier movilidad social o rigor en el reclamo no existe entre el gentío, no hay objetividad posible. Deberían saber ya  los informadores que la ‘cibernética’ de inmediato descifra cualquier falacia o ‘bajada de línea’ tendenciosa y ya eso, los tiene sencillamente contra las cuerdas. Está en crisis la verdad sagrada del periodismo que siempre advirtiera don Natalio Botana, - dueño del diario ‘Crítica’ cuatro décadas de más venta en Argentina- a sus redactores: ‘falsa, disfrazada o cierta, nosotros vendemos credibilidad. Pero si nunca entregamos una Verdad Cierta a nuestros lectores, el negocio se acabaría enseguida’. Pragmatismo y punto.

         Además de lo que expresa cada medio subyace cuánto él mismo oculta, y ese encubrimiento es el gran servicio que el Poder impone a la comunicación sobre cualquier realidad que desenmascare el juego. Mientras bien controlado sea ese universo de privilegiados del sistema al ocuparse del profesionalismo farandulero, deportivo y demás evasores impositivos afines que despliegan sus lujos de fama y dinero a sus admiradores, todo sea bienvenido en tanto el hábil juego de los medios excitando con los famosos desinforma otras certidumbres de la comunidad. Y la inseguridad es un ‘flagelo’ adjudicado a los ‘marginales’ y la criminalidad explotadora de cada pudiente minoría, jamás es responsable de nada, y dentro de semejante estilo los grandes medios de comunicación, - a veces tan pequeños-  imponen y  amplifican cada asunto a gusto del Poder económico vigente.

         Nadie proclama un mundo idílico pero sí advertirnos al menos de cuanto hace hoy a las crisis de los países europeos, tan enlazados en este imprevisto paso de baile del capitalismo financiero en un mundo casi exhibicionista de su bienestar. Por su indómita pequeñez los medios de comunicación jamás le desvelaron el sueño a nadie en Hamburgo. Roma, Atenas o Madrid, inversores tan ajenos a que una hipoteca sin respaldo sólo era una hipoteca sin respaldo. Así que por lo mismo mucho mejor resultó divulgar que futbolistas, tenistas, actrices o galanes se aman y se divierten embolsando millones antes de cumplir treinta años, en el fondo, otra inmoralidad que no permite ni una campaña contra el lavado de dinero y esas pequeñeces.  Pero bué, lo esencial es contener la reacción de las ‘multitudes violentas’ que a diario indican la existencia de otro mundo más verdadero y preocupante para exhibir. Aunque para eso los informadores debieran escamotear su propia existencia como tales. (May.012)