jueves, 30 de septiembre de 2010

Ceuta.


A ese lugar por donde anduve la última vez en 1987. 
  
Aquí vendrían los moros a ver el mar gigante
y tal vez antes de ello todo sería silencio.

   Llegarían remolinos del desierto infinito
 y las alas del pájaro serían infatigables
al cruzar la distancia desolada y desnuda.

   Dormiría en la arboleda un delirio de verdes
en errátiles días de horarios intangibles.
   Ni alguien recogería el fraseo de la lluvia
buscando la primera versión de una palabra.

  Tal vez, del monte Hacho se desprendiera Dios
en algún mediodía de soles desbocados.
Y acaso mostraría azorados sus ojos
cual gaviota extraviada en su propia tormenta.
_____________________________________       

UN CAPITALISMO ENGENDRO Y SIN SISTEMA. Opinión.



 porque la genuflexión comunicadora interpreta cabalmente la patológica acumulación personal en sí misma y persiste en publicitar este engendro ideológico neoliberal, excluyente y esclavista.

            A los partidarios del liberalismo económico les resulta impropio el crecimiento del conjunto social, si esa ampliación del  bienestar cualitativo les aquieta en algo el crecimiento cuantitativo propio. Ese perfil siempre disimulado hoy lo demuestra  el encono en los medios de comunicación de América Latina donde ya se largan a editorializar que cualquier movilidad social que no favorezca de inmediato a Los que Mandan, debe ser desechada. Y eso no ocurre por el temor a que el proletariado de abajo logre desplazar socialmente a sus patrocinadores, sino porque la genuflexión comunicadora interpreta cabalmente la patológica acumulación personal en sí misma y persiste en publicitar este engendro ideológico neoliberal, excluyente y esclavista. No hablemos de cómo andan estos días los países europeos comprometidos por las alquimias financieras que aquí tanto nos dañaron, y vayamos a otro tema.

           El esquema liberal de la economía tuvo origen en la colonización anglosajona de los Estados Unidos, donde su inmigración ya libre del prejuicio feudal pero enajenada al individualismo económico más cerril empezaría a diseñar y construir este nombrado régimen liberal en la actualidad. Sin dudas ni cambio, los norteamericanos siguen abrazando la creencia de obtener la absoluta libertad si se asimilan cada día más al sistema, donde el enriquecimiento paulatino personal lleva al crecimiento de toda la sociedad. Así las cosas, defender su propiedad y por ende el sentido de libertad que ello implica, el norteamericano lo asimila a la democracia representativa, la igualdad de oportunidades y demás frases del discurso cotidiano. Algo plausible y meritorio si todos accedieran a ser propietarios, en tanto pertenecen a una especie que si no come se muere y si no se aparea se extingue; y no dentro de esa concepción política atomizadora de la condición humano: los norteamericanos, grandiosa masa de individuos enajenados y sin vocación de grupo devenidos en sumisos festejantes de las matanzas contra las multitudes opuestas al sistema. Esta concepción de la realidad que hasta pareciera banal, se hace y aplica en nombre de la libertad, la democracia y otros valores que costaron sangre a la humanidad pero claro, hoy Los que Mandan siguen apostando impúdicamente a quedarse con todo y eso quizá,  resulte otro tema.

              La estructura socioeconómica tradicional de América Latina proviene de la colonización española y portuguesa, que apenas se iría transformando por la acción de las fuerzas sociales internas por muchísimo tiempo. En Argentina además de influir quizá más que en el resto un clericalismo retrógrado, hoy en extinción por obra propia  en el favor popular, en lo político se alternaron tendencias germánicas, anglófilas o proyanquis, según. Y salvo algunos conservadores lúcidos que a inicios del siglo veinte  favorecieron la educación con más el interregno distributivo del primer peronismo en los años cuarenta - donde también ‘la oligarquía’ se enriqueció a dos manos- los gobiernos siempre fueron dirigidos por publicitados liberales del autoritarismo y  la rapiña. Personajes de ejercer un  liberalismo económico jamás sintetizador de libertades y mucho menos, que intentaran la mínima ruptura con el pasado dominador que hoy mismo, año 2010, no sólo sigue vigente sino discurseado de manera desafiante  y cimentado por los herederos de esos apropiadores de la tierra y sus riquezas naturales más profundas. Eso que ya debería entenderse patrimonio de todos…

                 Pero bien, en Argentina mediante la Conquista del Desierto y sus derivados, el liberalismo a veces disuelto con alguna gragea populista funcionó por décadas y continúa siendo una ‘vacuna contra el estatismo controlador’ y cualquier otra maldición colectivista y disociadora del Ser Nacional. Con esas y otras inocuas parrafadas, los pontificadores de la libertad económica encubren que ni siquiera una vez, ellos propusieron al menos dentro de América Latina así podemos disfrutarlo, un Estado liberal en serio que regulara los excesos y achicara las brechas sociales del conjunto, para hacer de su adorada instrumentación liberal algo más o menos creíble. Pero a no dudar que estos profetas de un bienestar generalizado que nunca llega, seguirán usufructuando el trabajo ajeno y burlarse con actuaciones y astucias idiomáticas. Al hablar de un Estado con Libertad estos tipos reiteran ese galimatías verbal en donde el único Estado democrático posible sólo protege la libertad de la ‘inalienable propiedad’ y nada más. En tanto el resto serían gastos innecesarios del gobierno con los dineros del contribuyente, habitual crítica de tirar también en la volteada a las ‘burocracias políticas’ tan incómodas si contradicen sus intereses con medidas de un Estado Totalitario y Represor, según dicen. Y cuando pareciera aflorar cierto aire de mejor integración entre los países de América Latina, esta confusión cotidiana que difunden los medios del Poder con mayor peso y llegada, es algo muy arduo de neutralizar pero tratemos. (30 de set.2010)

jueves, 23 de septiembre de 2010

APRENDER EN FAMILIA. Cuento.

                                                                         
      
    Desde chico a Facundo le importaron las mujeres más que a cualquiera,
acaso porque lo ayudaron a crecer dos tías, hermanas de su padre. Dora, la
mayor, y otra alta y no muy delgada, la tía Ester, que cuando él cumplió
quince ya pasaba los cuarenta y era de bañarse con la puerta del baño a
medio cerrar. Sería algún desprecio a los encierros, a sentirse apresada,
pero vaya uno a saber esa actitud que a Facu comenzaron a ponerlo atento.
Porque si la tía Ester le avisaba 'dame la toalla' él debía entrar de
espaldas, 'ni se te ocurra espiar, mocoso', y darle el toallón color
violeta. Era así;  y una vez que se cubría lo animaba 'ahora podés mirar'
aunque de a poco fue siendo menos estricta porque una tarde que Dora salió y
no volvería temprano, la Ester le mostró bien las piernas, arriba de las
rodillas. 'Hasta ahí, nene, que ya sos grande', y se rió al jugar abriendo y
cerrando rápido el toallón hasta dejarse ver denuda entera por unos
segundos. ¡La tía Ester! Otro día lo llamó 'Facu, la toalla', y dejó que un
espejo del baño le reflejara sus tetas blancas y redondas al enjuagarlas con
lentitud bajo la ducha. ¿'Te gustó verme, espión'? Aunque después   Facundo
no entendió porqué ese día la tía Ester pareció ausente y se fue a dormir
temprano, sin hablar, y al día siguiente más bien le ordenó 'vamos a
bañarnos' y al entregarle el toallón violeta escuchó 'desnudate y vení vos
también'.  Y esa vez, aterido y queriendo mirar a cualquier parte, con su
ansiosa mano adolescente empezó el ir y venir una pastilla de jabón entre
las piernas de esa mujer que lo fregaba contra su pecho. Los dos mojados,
palpitantes, 'así nene, así', Facundo sintió el gemido risueño de la tía al
culminar y sin detenerse llevarlo también a él hasta un quejido sofocado y
placentero.

    Después de tanto entre los dos pasaron días sin miradas, de no haber
ocurrido, y al irse la tía Dora todo el fin de semana, - 'esta debe tener
algún viejo por ahí', la oyó hablar a Ester con una amiga- el viernes ella
no neceitó más que besarle el cuello un par de veces y ayudarlo a quitarle
el batón abierto. Y ahí Facu, con su reloj íntimo apresurado en esos días,
la miró ya sin temor al deslizarle las manos reconociendo nuevos lugares y
conmociones que escuchó 'apagá la tele y vení'. Y esa vez no sufrió la
sangre apresurada al ir repitiendo la ceremonia del jabón entre las piernas
de la mujer con caricias más profundas y pronto ella decidió 'vamos a la
cama', secándose apenas y apurados. Entonces, sin conocer el juego Facundo
lo siguió como si supiera, y con docilidad acompañó que le llevaran la
cabeza vientre abajo y casi jugando aprendería sin apremio; si después de
todo ella también le andaría por sus lugares secretos sólo cuidando 'no me
manches la sábana, nene'. Y según mujer fértil que guarda un preservativo
por si acaso, por un instante Facu debió erguirse al borde de la cama
sintiendo que transcurría un sueño cuando la tía Ester simuló cierto
protocolo al colocarle su forro bautismal. Y ya igualados amantes sin
ambages, con alegría cierta no sintieron ninguna diferencia cuando la hembra
mayor de cuarenta, alta y no muy delgada, abrió sus rotundas piernas al
vigoroso chico de quince años y de ojos bien abiertos, para homenajearse
íntegros sin debatir edades ni parentescos.
 ___________________________
___________________.
www.eduardopersico.blogspot.com

martes, 21 de septiembre de 2010

Primavera.


PRIMAVERA

 Buenos Aires tal vez sea el sueño de algún mago.
Pero ciudad inevitable y mía
que al guiñarle un cachito de sonrisa,
 dispone repintar la primavera.  
……………………………………………………………………………….
 El setiembre fecundo de luz y veintiuno     
es un vaso repleto de vino gusto a ganas.
Lucen dos colegialas de pelo a contraviento,
el color de tus ojos y tu blusa floreada.

Un motín de sonrisas ha sublevado el aire.
Y en este mediodía de soles derramados
vaga un dios, de festejo entre nosotros.
___________________________________________

domingo, 19 de septiembre de 2010

CULPA DEL HOMBRE INVISIBLE. cuento.



                                        
                             Una memoria amable y compartida sobre aquel refugio de aventura adolescente, del cómo recorrer los siete kilómetros y entrar por el monte,

                                                                                      
     Cuando la empresa ferroviaria cerró el empalme con enlace a Córdoba, durante años por ahí se aquietó el paisaje pueblerino. Lejos del caserío quedó un surco de tierra apisonada y olvidado entre yuyales un depósito vacío con paredes de mampostería y doble techo de zinc. Sin  trenes se depreció la región pero los comisionistas, tenderos y gente de oficio que iría llegando produjo que además de tractores, cosechas y rumores se hablaran otros temas.   

     Así, los viejos amigos de juntarse en el bar los fines de semana solían debatir cuestiones con cierto vuelo: como que ‘las matanzas la disponían quienes también culpaban de cualquier crimen al hombre invisible’.
- Un invento de usar a voluntad - les ironizó el dueño yendo y viniendo del mostrador. El médico setentón que fuera Comisionado Regional dos veces, un agente de viajes que los viernes al atardecer volvía de Buenos Aires ‘a mi lugar en el mundo’, al primer ingeniero electrónico de la región y un locuaz comerciante de campos y haciendas eran los cuatro infaltables al encuentro, con más a rachas el patrón del negocio.

             Y una vez rodeando un incierto debate previo, enhebraron al galpón del ferrocarril ‘abandonado por el años veinte y ninguno de nosotros había nacido’. Una memoria amable y compartida sobre aquel refugio de aventura adolescente, del cómo recorrer los siete kilómetros y entrar por el monte, la técnica en abrir sus candados y encender un fogón en el invierno o el desafiarse por deporte bajo el techo de dos chapas ardientes algún mediodía. Entreverando esos renglones con pesadas oraciones de trasnoche a ‘los Privilegiados’, los cuatro aportarían a un plan trabajoso sólo con suponerlo a incomodar la indiferencia de esa gente. 

           Entre ellos el entusiasmo crecería en certezas y quizá, imaginaron que un mediodía de verano al galpón vacío llegaron unas cuarenta personas de distinto idioma a proseguir el Turismo de Aventura por la región del gaucho en la Argentina, un exótico país. Un elegido grupo de mujeres hermosas y hombres pudientes tan felices de gustar el famoso asado con cuero en la lejanía pampeana; inquietante propuesta que de entrada desecharía el brutal calor de febrero y la inutilidad del teléfono portátil. A ninguno alarmó el resonar de dos portones al cerrarse, el zumbido del ómnibus al irse ni el reseco piso de tierra, aunque el hábito de viajes les advirtió la falta de baños, el espontáneo retiro  de los asistentes más lo irracional de un posible encierro. Y luego del primer comentario en grupo todos se irían desmadejando; habría renglones inusuales en el libreto de cada  personaje que reventaron en un aullido de puteadas en diferente lengua. A todos algún párrafo animal le fijaría el mismo registro de cualquier condenado ante la flojera de ser sólo una persona, y ya nadie lució bien sin el habitual estilo de aula y de familia que los hacía distintos ante el mundo y sin ninguna culpa. Al anochecer cada apremio de mear y cagar arrinconados más los convertiría en Multitud y cuarenta Indiferentes sin fiesta gauchesca ni cabalgata, fueron la turba miserable que naufraga del hambre a la inmundicia, y agonizan en el sórdido mundo de esa  especie que repudian los indiferentes. ‘Ustedes han de vivir una experiencia irrepetible’, quizá le concertaron en la Tourims Agency  bien lejana de aquel galpón vacío en medio de la pampa...  

- Vamos, que al Poder no le hace ni cosquillas. Ya imaginarán algo invisible a culpar por todo eso y listo – se volvió el dueño al mostrador y los cuatro se miraron...
      Naturalmente y a su tiempo, ninguno pisaría más por el café donde los creían unos viejos delirantes. Aunque nunca se sabe. (Set. 2010). 
________________________________________________________________
         

viernes, 10 de septiembre de 2010

EL TANGO LLEGÓ A LA ARGENTINA DESDE ANDALUCÍA.. Opinión.



                 
                (Y cuánto contradiga esto, es probable)...


        Una idea difundida  sobre el origen del tango sostiene que nació sin letras por 1880, que deviene rítmicamente de la habanera cubana y que luego, al recibir ‘letrillas procaces y prostibularias’, se iría transformando con giros a veces enriquecedores y otras transitorios y olvidables . Así sintetizado, los primeros tangos de difusión popular fueron expresiones bailables, sin canto, y que entre 1890 y 1900 fue incorporando letras picarescas y lunfardas de las que se guardan aún registros. Tal vez esto no sea muy  incierto pero el concepto pertenece a una línea que por décadas ignoró un aporte ciertamente  esencial; la raíz andaluza mostrada en los primeros tangos; tan evidentes en los de Angel Villoldo, autor fundacional de esa música y cuya obra más destacada se diera a inicios del siglo veinte. Aquel razonamiento inicial, también, creyó inseparable al  tango del  lunfardo, esa jerga o código entre dos para que no se entere un tercero, que al fin resultaran dos expresiones culturales independientes; más bien dos absolutos perfiles argentinos potables y libres de la colonia, que bien entrado ya el siglo veintiuno sostienen cierta identidad de nuestro pueblo.

              Sin fervores ilimitados, digamos que el influjo del tanguillo andaluz y el aporte sentimental del fado portugués, - este poco considerado pero evidente- son ineludibles a la hora de interpretar el origen del tango, una expresión musical incorporada al modo esencial de generaciones de argentinos y que aún persiste.
    
             A pesar de no ser al principio un género cantable, ya por el año 1811 aparece una copla entonada por los combatientes de Cádiz ante la invasión napoleónica: ‘con las bombas que tiran los fanfarrones se hacen las gaditanas tirabuzones’, a propósito de las bombas francesas que no estallaban. Y aunque no perdure su  línea rítmica, refiere el especialista Roberto Selles en Las Primeras letras del Tango, que la milonga siempre fue ‘una especie musical surgida del canto, como sus antecesora, la guajira flamenca’, en cuanto ‘milonga’ es una voz del Quimbunda, un lenguaje de los negros del sur de Brasil que significa ‘milonga: muchas palabras, palabrerío’. Que  hoy  decir  ‘déjese de tanta milonga’ expresa categóricamente  ‘por favor, no hable de más’; un dato acaso prescindible pero que enlaza con que  las primeras guajiras acriolladas entonadas por los porteños eran letrillas andaluzas de mala intención o de carnadura prostibularia. En 1857 se estrenó en el Teatro de la Victoria de Buenos Aires, Tomá mate, che, del español Santiago Ramos, que aludía al hábito criollo de tomar mate y por ahí decía ‘me dijo un moza al verme, este porteño me mata. Tomá mate, che, tomá mate, que en el Río de la Plata no se estila el chocolate’.

        Más adelante, 1868, aparece el primer tango que dicen se oyera en Argentina, El negro Schicoba, de José María Palanzuelo,  organista de la Catedral de Buenos Aires con letra de Germán Mc.Key, un actor panameño, y es una canción andaluza con aire muy juguetón que decía ‘un tango cara cun tango, un tango cara cun té, dame un besito mi negra ahora que nadie nos ve’.  Otro estudioso, José Manuel Caballero Bonald, en su obra Danzas Clásicas Españolas de la escuela Antigua,  habla entre otras del ´bartolo’ o ‘bartolillo’, y los versos identificatorioa resaltaban ‘Bartolo tenía una flauta con un agujero sólo y su madre le decía, tocá la flauta Bartolo’. Esto en Uruguay se adaptó en milonga y en Argentina,  además de otras varias, se cantó como tango ‘Bartolo dejó una mina, yo no la quiero dejar, porque me calza me viste y me da para morfar’. Anteriores a este ya existían otros tangos andaluces que se acriollaran marcados con el ritmo de la habanera cubana, como el “Queco”, sinónimo de quilombo, que cantarían las tropas del general Arredondo por 1875, antes de la batalla del Quebracho: ‘Queco vení pal hueco, Queco, te tengo que hablar’, prolongado en su primera memoria como una expresión de tango compadrito. Por 1881, en Colección de Cantes Flamencos, de Antonio Machado y Alvarez, se menciona El Tango de la Casera, que los porteños convirtieron en Tango del Recoletero aludiendo a quienes participaban de las romerías de la Recoleta o del Pilar; reuniones de familia dl día  que por la noche era concurrido por algunos bailarines de tango. El ya mencionado Angel Villoldo, - que fuera el primer autor profesional de tangos en cuanto los demás lo ejercían sin mucho rigor musical- tomaba de base al tango andaluz y al cuplé. Por ejemplo La Morocha, su tango más renombrado y difundido internacionalmente, que escribiera en 1905 sobre música del pianista Enrique Saborido, es decididamente un cuplé,  concebido para ser cantado por la española Lola Candales, quien junto a Saborido actuaban en un cafetín de la calle Reconquista en Buenos Aires. Por 1906 Villoldo compone Cuidado con los Cincuenta, otro ingenioso tema por su construcción musical y fuera grabado por muchas orquestas modernas pasado más de medio siglo. Ese tema, por su argumento y el modo de contarlo era un indudable tango andaluz: ‘una ordenanza sobre la moral decretó la autoridad policial, y por la que hombre se debe abstener decir palabras dulces a una mujer. Chitón, que al que se propase cincuenta le harán pagar’. Además del reconocido Cuidado con los Cincuenta quedan otros rastros del género chico español en los compadritos de Villoldo: ‘aquí tienen al torito, el criollo más compadrito que pisó la población’, hoy mismo suena divertido y zarzuelero. Y sin ningún ánimo crítico suponemos que  este autor, Angel Villoldo, no tendría noticias de la opinión que Domingo Faustino Sarmiento publicara en su Facundo, Civilización y Barbarie por 1845: ‘en Buenos Aires sobre todo, todavía está muy vivo el tipo popular español, el majo… todos los movimientos del compadrito revelan al majo; el movimiento de los hombros, los ademanes, la colocación del sombrero y hasta la manera de escupir entre los colmillos, todo es de un andaluz genuino’. Una muy aguda observación de Sarmiento no muy concurrida al menos en el ámbito de la tanguería. 

         Lo mismo, en más de cien años de existencia el tango tuvo transformaciones en su ritmo así como sus letras llegaron a influenciar toda  literatura de los argentinos. Hoy mismo, los escasos nuevos tangos mantienen la distintiva argumentación ‘de lo personal a lo social’, y su construcción musical profundizó una tendencia  a ser música de cámara por su mayor elaboración armónica y apta sólo para solistas cada día más aptos.

             Tal vez todo eso  geste interpretaciones que no le quitarán el carácter argentino al tango, ya advertido por Jorge Luis Borges por 1930 al opinar sobre la calidad literaria de sus letras: ‘de valor desigual ya que proceden de plumas heterogéneas, las letras de tango que la inspiración o la industria han elaborado, integran un inextrincable “corpus poeticum”, que los historiadores vindicarán. Es verosímil que hacia 1990 surja la sospecha de que la verdadera poesía de nuestro tiempo no está en  La Urna, de Enrique Banchs ni en Luz de Provincia de Carlos Mastronardi, sino en las piezas imperfectas que se atesoran en El alma que Canta. Y se refería Borges a una popular publicación semanal  que difundía las letras de los nuevos y viejos tangos, agregando luego ‘esta suposición melancólica o una culpable negligencia, me ha vedado el estudio de ese repertorio caótico’. Una irónica reflexión en alguien como él, indudablemente argentino, que hubiera  merecido un debate mayor entre nosotros, y que quizá no encaramos por esta tendencia nacional a mantener vigentes nuestras contradicciones. (dic.2009)

RESONANCIAS DE OCTUBRE EN BUENOS AIRES. Opinión.



    Por los años cuarenta a Buenos Aires le crecían palacios presuntuosos copiados de Europa, extensas avenidas y una costanera para extasiarnos frente al río más ancho del mundo. Y por venderse allí más libros y diarios que en ningún otro lugar de América Latina, la porteñidad se envanecía aunque sus calles eran ajenas a tantos arrabales de visitar en verdosos tranways de doble piso, y personajes quizá sugeridos por la literatura de Borges y otros escribas de menor renombre. Ya de tiempo atrás venía aquello de  quebrar el paisaje volteando el caserón familiar y hemos visto por Esmeralda y Sarmiento, pleno centro, aguantar más de lo posible a uno de fachada gris y jardín interior que exhibía una enredadera testigo de que por allí también habría verdecido la llanura. Ciudad engreída  de ser la más europea de América, aunque en verdad fuera un rejunte de suburbios sin prestigio si ningún tanguito no los pontificara, - tarea para algún  guitarrero de patio- y cuánta pena por Villa del Parque, San Cristóbal o Versalles, sin registro poético por calzar nombres de infructuosa rima. Y ni mencionar sus costados hacia la provincia, si al sur la inundación y el resto límites con la pampa.

En esa época de Guerra Mundial pero allá lejos, los habituales a  bares con billares y rincones de meditar esas cosas de la vida, que para eso están, veneraban esos hábitos como exclusivos mientras en silencio y sin consignas, sus mujeres desechaban las medias de muselina, acortaban su vestido cada tarde y pese a las sonseras vaticanas de púlpito dominguero, reiteraban sin alegatos feministas ‘con nosotras no se puede’.  Eso que hoy indica la sensatez...

       Igual, y como la perpetua inequidad hacía crujir la osamenta del mundo, en Buenos Aires crecían ansiosos actores  por entrar en la comedia como fuera, y en retirada muchos aspirantes a nobleza por ir cada domingo al hipódromo. Esos ingenuos engrupidos de curtir el Deporte de los Reyes y que ensayaban su porteñidad saludando ‘que tal, che’ al  mozo del bar, una contraseña denostada por Juan García, aragonés irreductible que apodara ‘mozaicos’ a los colegas gallegos que permitían aquel tuteo. Ciudad con sus ribetes y aunque muchos soñaran con París, los autos iban por izquierda estilo Londres, si de alquiler eran de color variado y los tranvías rugían su reglamento de dueños ingleses. Pero en aquella lejanía sudamericana sobraban lectores de Roberto Arlt, cronista que hasta 1943 lineara trazos de las faunas subterráneas, del controversial Hugo Wast y el poeta Raúl González Tuñón, aquel de ‘todo pasó de moda como la moda, los angelitos de los cielorrasos, los mozos que tomaban la vida en joda y las lágrimas blancas de los payasos’.

       Por ahí el hombre medio admiraría la efectividad de Alemania y sin ensalzar mucho a Hitler, no hubo reproche cuando la Luftwaffe sepultó a Guernica en la mierdosa guerra de los españoles, una impiedad que dejó lágrimas profundas en los conventillos de la periferia y ayudara a un quiebre conceptual. Pero más tarde ni Auschwitz o Hiroshima serían titulares de reclamar por la masacre, porque en mi Buenos Aires querido, comarca  pacata, no se vociferaba en lugar público y ser gente de familia era irrenunciable. Una metálica realidad que demolió una muchachada fabriquera junto a unos muy pocos seguidores del melenudo socialista Alfredo Palacios que remaban su consigna en las bibliotecas, una mañana  desparramaron su reclamo a pertenecer a puro grito. Ese imprevisto, - ‘contradicción social’ si no se entiende- de repente entró a caminar por  calles y veredas y divisado desde lejos. No hubo millones de obreros manifestando ese día 17 de octubre de 1945, por supuesto, pero un gentío inusual se agrupó en los sitios menos esperables y sin consigna, bombo ni marcha partidaria inquietó a los sabios del análisis y la nada protocolar. Esos simbólicos padres y abuelos de la actual Sociedad Rural y de otros primates contrarios a convalidar hasta una ley de radiodifusión aprobada en el Senado Nacional, que por ser antimonopólica y derogar a la dictada por el último proceso militar, es ya civilizadora. 

      Aquel ’17 de octubre fue un sacudón en el cimiento social y como al otro día cualquier ama de casa comentaría, los de clase transitoria que veraneaban en la playa se sintieron preocupados de verdad. Esos que hoy se agrupan en barrios nombrados en inglés y demás tilinguerías, siguen sin entender cómo aquel gentío de frigorífico y talleres suburbanos, ellos y ningún otro, construyeron ese día a Perón en referente indiscutido de la liberación del obrero ante el patrón. Ese proceso psicológicamente liberador que desde el llano demanda generaciones de lucha, por su inusitada brevedad al peronismo le resultó suficiente para quedarse lícitamente dentro de la estructura social. Esa imprudencia laburante al creyente de sombrero y corbata obligatoria le pareció un ademán extraño, y el fondo revulsivo del ‘perón perón qué grande sos’ no lo inquietaría mientras no le encabritara la caballada ni las hectáreas de familia educada. Pero al Poder de verdad que nunca duerme, aquel ‘yo te daré te daré una cosa que empieza con p, Perón’, que aquel mediodía recogiera Leopoldo Marechal en su balcón de la calle Rivadavia, más el ‘perón perón qué grande sos’, lo inquietaría sin joda. Y aunque Spruille Braden en  la embajada yanki hizo una movida que favoreció a Perón, ellos y los de siempre entraron a mezclar pícaros contra tantos  marginales recién venidos y apurados en hacer la revolución. Sin duda el peronismo hizo cuánto pudo, ver estadísticas, ‘tan peligroso a la herencia sagrada de nuestros mayores, Argentina granero del mundo y como Dios es argentino la fiesta es de nosotros’. Y de a poco fueron participando vendedores de humo, burócratas, gente de mala leche y profetas de una dicha incierta, a entorpecer nuestra historia con otro juego más siniestro y sangriento. Y ese es casi  otro asunto.  (octubre del 2009)
__

EL MAESTRO DE LOS JUEVES. Cuento.


                  
-         Yo imaginaba que en el cielo sucedían cosas muy lindas – se sonrió Cantilo, uno que había sido monaguillo, y el maestro le aflojó guiñando un ojo ‘no te ensañes, Cantilo’. Y todos nos reimos.
     Aquel hombre solía hablarnos de su niñez; ‘cuando las palabras eran inflexiones sustantivas y no caprichos algebraicos y gelatinosos’, y pretendía enterarnos que cada frase tenía su propia miga. También en que ‘si el sol  impone el vuelo de los pájaros o el contoneo de una chica del barrio, las palabras se cargan de otro peso’. Decía esas oraciones hasta que dos o tres la repitieran, como ‘cada palabra arrastra su propia memoria y maestra fue una señora sabedora de todo y el verano, una risa vital’ que anotara en el pizarrón. En verdad, el tipo disfrutaba su juego de conciliar palabras y renglones para que el discurso no fuera alquimia sin relleno, y hasta nos dictó ‘cada palabra es un signo para juntarse y evitar la gramática del absurdo’; algo muy arduo pero…
             El maestro de los jueves en Tres Caminos. salvo de  liberarnos cierta verba a dos o tres,  - cada instante es latido fugaz, es casi olvido, me aprobó- su empeño literario por ahí no valía nada. Hasta saber que había llegado al pueblo detrás de un amorío; ‘un engaño común, nada importante’ nos confiaría un viejo a media voz y ahí reconocimos ‘el amor con alegría es todo lo que somos’, otra anotación suya. El mismo Cantilo al recordarlo por repetirnos ‘un pibe hambriento es una derrota de dios’, agregó que era mucho más que un lindo tipo. Claro, poco después que a nuestra adolescencia la atropellara la historia al lugar de los jefes políticos llegaron otras personas que nadie conocía. En ese pueblo de tres mil personas se aplacaron las charlas en voz alta, no más charlas en la biblioteca y a olvidarse del maestro que cada jueves se tomaba una robusta ginebra aguardando el ómnibus. De él ni sabemos si algún anochecer, al irse, llegó al boliche del pueblo.
___

MADRUGADA DEL DESOCUPADO. Cuento.

Con mis bolsillos llenos de fósforos gastados y otro fin del verano sin conocer el mar, remonto el tenso barrilete de la noche. Vago hastiado de ómnibus errantes en la madrugada y de miradas sin novedad ni asombro, soy esa sombra que ambula intuyendo soledades detrás de las ventanas. Misterios silenciosos boca arriba y el indomable insomnio de buscar algún dios de cielorraso.

Hoy ya sin trabajo arrastro dolorido mis raíces, retazos que vienen en la sangre, cierta traición diminuta y cotidiana más los ‘te quiero’ supuestamente eternos. Ya resulta improbable que la gracia divina secunde mi camino, y así deambulo este tanguero juego de caminar silbando, sin más anhelo en esta noche dura y sin renglones de algún recuerdo bueno. Y cuando el amor anda solo por la noche, más presiente caricias detrás de las ventanas y los humores desbocados del instinto.

Sin rumbo y desolado, cargo con la ausente mirada de otros ojos y esa pequeña muerte que ronda al solitario. Intuyendo detrás de cada ventana los pechos anhelantes, deseos humedeciendo bocas y el ferviente incendio de cuerpos que se aman y se inmolan. Es que la procreación, sin darnos tregua, se aparea al placer que vale doble si con él abatimos las soledades mutuas; sólo el amor conjura si ejerce la alegría desgarrando las sábanas…

Han de ser ya las tres y al amanecer no habrá tarea que señale mi existencia en el mundo. Pronto la estación ha de quedar vacía y aunque el banco del andén es harto duro, los guardias de los trenes simulan no mirarme. (dic.2009)

lunes, 6 de septiembre de 2010

LOS REYES MAGOS NO EXISTEN. Opinión.

Los reyes magos no existen.

Eduardo Pérsico.
El idealismo que estimaba a la revolución industrial como el mejor motor hacia un capitalismo productivo, de plena ocupación y movilidad social creciente, entró en debate al fin de la segunda guerra mundial. La real carnadura del sistema económico capitalista no se veía en superficie por ciertos logros progresistas del ‘keynesianismo’ distributivo en los Estados Unidos, que generó una gran ocupación en su industria primordialmente bélica, incorporando al sistema a una multitud de postergados desde la crisis de los años treinta. Un escenario que prometía extenderse hacia el futuro y que medio siglo más tarde, resultó un cosmético relumbrón de bienestar sobre la realidad. El liberalismo financiero ansioso de colocar su dinero excedente fijando tasas y condiciones usurarias con la garantía de los paises tomadores, había agilizado su operatividad ‘prestando ayuda’ en la posguerra en Europa, hasta gravitar en décadas según mentor del sistema económico mundial. Un sistema de ‘globalización planetaria’, dudoso nombre que hoy sufre una crisis acaso no definitiva pero sí engloba en urgencias profundas desde los más miserables de la tierra a otros escalones más elevados en la sociedad. De clase media baja hacia arriba, a los europeos de países centrales cada día se le complica más la fiesta y el ‘derecho natural’ a proseguir en ella cada vez les resultará más arduo. Y eso no exclusivamente por los apremios y mandatos del FMI, más socios y seguidores impulsores de recetas recesivas que aplaudieron en los mismos paises hoy en apuros cuando se aplicaron en esas comunidades llamadas del Tercer Mundo. Aunque en los últimos dos o tres años y en muchas naciones con escasos recursos naturales, o ausente de ellos, aparece su dependiente realidad y en algunos casos, - Grecia, Portugal más otras- y su indefensión ante el juego dual y pernicioso del neo liberalismo vigente. Estrategia que hace depender toda la economía del préstamo fabricando masas de irreprimibles en aceptar obligaciones de pagar a futuro, una modernidad con el caos previsible ya incorporado si viene en el mismo ciclo económico. Esa azuzada tendencia del ‘compre ahora y pague cuando quiera’ consolidó a banqueros y prestamistas que en algunos sectores industrializados, hasta enajenaron al capitalismo productivo generador de empleo hacia furtivas financieras. Sin atender una histórica enseñanza: las obligaciones nacionales al fin caen sobre cada habitante y el desenlace de esta crisis nuevamente será ese.
Por estos meses finales del 2010, en los Estados Unidos principal vector ideológico del endeudamiento, admiten cuanto todo esto afecta a su propia condición interna. Ben Bernanke, el responsable de su Banco Central anunció que hoy en USA no pueden recuperarse los nueve millones de puestos de trabajo perdidos estos dos años, que no son poca cosa. Una preocupación que desechan los defensores del neoliberalismo financiero no sólo en Norteamérica que emite dólares sin control ni respaldo; sino en varios países condenados a feroces ajustes presupuestarios en jubilaciones, subsidios, libertades sindicales y demás rubros de la seguridad social, que más afectan a la población común. Y como reacción política por el pronóstico de Bernanke, la FED, el quedo ocupacional y otras peripecias menores como el derrame de petróleo cerca de sus costas, el mismo presidente Barack Obama se jugó a una reforma financiera que estima casi milagrosa. Una temeridad apta para pronosticar ‘gracias a esta ley nadie le volverá a pedir el pueblo norteamericano que pague por los errores de Wall Street. No habrá más rescates al sistema financiero con dinero de los contribuyentes’; y anunció su cambio del sistema financiero. No pocas veces desde su gobierno prometieron mejor control del Estado al sector financiero ‘en defensa al consumidor’, una declamación que nos resulta casi aleccionadora. ¿Qué hubieran dicho los comunicadores de la tradicional derecha política si este desplante lo fuera de alguien estilo Che Guevara, el chino Mao o Fidel Castro? Habrían estallado en ‘el desprecio a la intervención del Estado contra la libertad empresaria, a la libertad de comercio y el carácter secreto que ostentan las colocaciones financieras’, más el catecismo de advertencias de los rufianes economistas de la banca internacional. Pero el presidente Barack Obama que actúa según revulsivo del setenta, bien sabe que la banca internacional sigue vivita y coleando, al punto que Estados Unidos otrora campeón del no dirigismo y no meterse con lo privado, hoy no puede atender su propia deuda interna involucrando a todos en el problema. A saber, el cincuenta por ciento de la deuda norteamericana la tienen extra- nacionales y ‘fondos buitre’, una inseguridad en una economía que teme caer en una depresión más aguda que la de mil novecientos treinta. Una debacle aún lejana por la irreversible participación de China, Rusia y la India en el comercio internacional, que ayudaron a soslayar el riesgo del sistema. Igualmente, el anuncio de Obama es una carilla y el Poder, siempre ganancioso, peleará cada renglón en eso de vender la felicidad con esa ilusión llamada dinero. Una elaborada picardía usada con los pueblos de América Latina y el Tercer Mundo con negociaciones cargadas de sospechas, ya instalada entre varios ‘exitosos y pujantes países centroeuropeos’ según los conocemos.

Pero los reyes magos no existen, niño, o quizá entre tanta burbuja millonaria se le espantaron los camellos y no llegarán a tiempo. Así que alguno te dirá más adelante como se arregló esto. (2010)

LOS DEBILITADOS CIMIENTOS DE LA IGLESIA. Opinión.

Cualquier circunstancia puede recordarnos que muchas representaciones provienen de muy lejos y sin agudizar una gran imaginación, vemos que con variado atuendo hoy actúan los intérpretes de la pasada historia igual que si ofrecieran un estreno. Jefes de la manada, figurones y majestades que ‘por llegar del cielo’, se hicieron reyes, rabinos, ayatolas y papas del infinito desconocido, retornan y reciclan casi naturalmente. Esa grandiosa picardía del Poder que ante un pensamiento racional no podría perpetuarse, hace que estos personajes persistan con estrafalarios bonetes y disfraces de bendecir las imaginaciones y temores del gentío, ataviados a la usanza que ni ellos podrían explicar. Estos virtuales actores que se lucen parloteando sin pausa los misterios de un dios superior que pronto ordenará debidamente los reinados, - una promesa reiterada como si nada- se erigen en tribunos inagotables del ‘orden natural y divino’; un concepto temerario, digamos científicamente, y testigo que para la mayoría de los religiosos el tiempo transcurrió sin ninguna noticia; un relojero y absurdo transcurso de las horas en el pensamiento de la humanidad. Igualmente acontecieron y disfrutamos hechos irrebatibles en el planeta a pesar que siempre y antes de Galileo, estos mismos bribones fueron impiadosos con la ciencia y la justicia oscureciendo cualquier novedad que no los favoreciera. Por decir, advirtieron que ubicar al Sol como centro del sistema planetario destronaría a la Tierra, y eso de convertirla en un cuerpo celeste más expresaba un ataque contra el bien de dios que desprecian los herejes, más otras locuciones de la teología medieval.

Con esta gente y otros comediantes tenaces en sostener pícaros y sagaces discursos desde cualquier púlpito, hoy el Vaticano se animó a exigir inmunidad jurídica con más otras prerrogativas para sus ‘servidores de la Fé’; sin excluir del privilegio a los mismos tipos que entre misas y oraciones violan a los alumnos del seminario o ejercitan su pedofilia por los rincones como un acto del sacerdocio. Y por ser tan grave y nauseabunda esta cuestión eclesial, además de las sanciones monetarias recibidas por hechos delictuosos en Irlanda y Bélgica, en la justicia de California, Estados Unidos, por ciertos hechos de abusos y violación se sustanciaron denuncias contra la misma Santa Sede como institución. Algo jurídicamente amparado por la Corte Suprema norteamericana que no aceptó el pedido de inmunidad solicitado por el Vaticano en un probado caso de pedofilia en ese país, y en el cual consta que "el Vaticano estaba advertido de la perversión del religioso pero el Papa y la Congregación para la Doctrina de la Fe no removieron al cura pedófilo". Un corporativo y amistoso desliz papal que derivó en algo muy preocupante para los catolicismos locales en cada país, donde las perversiones son ya institucionales para los innumerables sacerdotes que por formación y condición tienen muy confusa su condición sexual como personas. Y digamos, la cerril oposición que la iglesia católica despliega al uso del condón, la unión entre personas del mismo sexo, el divorcio y otras expresiones de una sociedad contemporánea más libre, nos advierten sobre las manifiestas represiones sexuales de los religiosos que con sus perversiones y dualidades éticas fueron despoblando los templos hasta en la misma América Latina. Un serio baluarte del catolicismo durante siglos donde también y más cerca en los almanaques y calendarios, abundaron las impunes jerarquías complicadas en la desaparición de personas y cientos de apropiaciones también ilegales de niños, más otros servicios conjuntos con los militares que asolaron estos pagos.

Con certeza, si prosigue la judicialización contra la pedofilia y el abuso de menores por los curas católicos que ocasionen rigurosos fallos de la justicia, en los púlpitos arreciarán las severas arengas. ‘Nuestras más hondas tradiciones peligran y perder el reino de los cielos nos devolverá a la penumbra del castigo sin retorno’, hemos leído con más un desprecio a los infieles jueces y demás discutidores de dios con una justicia terrenal que ellos no comparten. Y bueno…

Estos farsantes del poder extraterreno del más allá, por estilo casi no acusan la descalificación y enfrentar hoy a los insensibles bárbaros ajenos al hombre a imagen y semejanza de dios, -eso que al parecer sólo ellos bien conocen- les insumiría muchísimo trabajo. Así seguirán pontificando sin agregar, eso sí, ni un párrafo verdaderamente comprometido y opuesto a la injusta y brutal implementación de la economía; esta misma que rige realidad siniestra a casi toda la humanidad. Si cada cinco segundos se muere de hambre un pibe en el mundo y no comemos todos, este viaje es sin retorno por más dioses que nos acompañen. Menos aún cuando sus ‘enviados del cielo’ corregirán a los pecadores incrementando las penurias en el infierno. Y una vez al menos dejen de joder con reiterar zonceras infernales que Los que Mandan en el mundo verdadero de la economía y sus adyacencias, no se inquietan por discursos comunes o celestiales. (agosto 2010)

UN EMOTIVO ENCUENTRO. Cuento.

Si Atlanta jugaba con Rácing no sería bueno atropellarse con la multitud y ellos se juntarían en el bar cerca de la cancha. El Ruso llegó algo atrasado, entretenido por un amigo que le regalara su entrada, dijo, y los tres se fueron caminando por Dorrego.
-Hoy ganamos, Ruso - dijo el Bebe palmeándole el hombro.
-Dios te oiga, pero Racing viene primero- musitó Alberto y del subterráneo de Corrientes brotó un malón flameando una bandera.
- Ruso, ¿vos ya tenés la entrada?
- Sí.

Sobre la puerta del edificio donde vivía el Bebe un remolino de gente los obligó a separarse y luego de cruzar la vía Alberto preguntó.
- Che Bebe, ¿dónde se metió el Ruso?
- No sé, andará por ahí adelante- y siguieron por Humboldt, volvieron hasta la barrera del ferrocarril y al no verlo el Bebe suspendió la búsqueda.
- Vamos que está por empezar y el Ruso boludo ya vendrá.
- ¿Dónde se habrá metido? – apenas preguntó Alberto y entraron..

En los primeros minutos sólo hubo un derechazo del nueve de Atlanta por encima del travesaño y el Ruso entrar con delicadeza la mano bajo la blusa de Nora. Ninguno se preocupaba por atacar y Nora estiró una mano y dejó el dormitorio a media luz. El inicio prometía: el diez de Racing se apresuró en un contragolpe y el Ruso desabrochó su camisa mientras Nora cumplía el rito de acariciarle el pecho. En Atlanta el medio campo era luchado pero al quitarse el Ruso sus mocasines, Nora se subió descalza sobre sus pies y al tambalear en la alfombra se rió, bien chiquilina. El encuentro seguía, a la media hora Alberto reclamó un penal en el área de Racing y el Bebe lo secundó puteando al referí que pitaba en contra de Atlanta. Aunque sin reclamar infracciones Nora y el Ruso se devoraban; en un gemido la mujer levantó las piernas al infinito en la misma jugada el Ruso se venía se venía y ella cruzó la línea de gol del alma y todos los sentidos...

Luego de la primera emoción de la tarde Nora pegadita al Ruso le murmuraba en el oído, ya que los del departamento contiguo no eran sordos ni ciegos como ese referí hijo de puta que durante el primer tiempo cero a cero pitó siempre en contra de Atlanta y ni cobró ese penal evidente al revolcarse los dos en la alfombra del área chica. Y llegado el entretiempo Alberto y el Bebe estiraron la cabeza sin divisar al Ruso; un imbécil que no veía el partido por tener sus ojos entornados y echando humo al cielorraso. Con el clima algo fresco los jugadores tomaron agua natural, Alberto y el Bebe manotearon dos vasitos de Pichi Cola y Nora, ignorando el reglamento de su casa sirvió dos traguitos de whisky sin hielo.

Al principio del segundo tiempo no hubo nada interesante, salvo dos cruces hacia la izquierda del ocho de Atlanta y las manos del Ruso recorriendo minucioso el cuerpo de Nora, recostados en la cama al cambiar de arco. Pero cuando Racing abrió el marcador tras un tiro libre que desvió un defensor, hubo un griterío y ahí Nora y el Ruso se preguntaron la hora aunque el juego siguiera tan emocionante como en la primera etapa. Faltando cinco minutos y Racing uno Atlanta cero, Alberto y el Beto no hallaban consuelo en tanto el Ruso y Nora se besaron en una arremetida final antes de abrir sigilosos la puerta del departamento, por donde se filtró un jugador de Atlanta para anotar el justiciero empate.
.
El Ruso se apuró en llegar a la cancha, preguntar cómo fueron los goles y todavía ver el final cansino del encuentro bajo un sol en retirada. Y al reencontrarse en la vereda Alberto le preguntó.
-¿Qué te pareció, Ruso?
- Un vergüenza, ese referí nos robó el partido - soltó la usual frase que el Bebe no le creyó.
-Callate traidor; que lo viste en la tribuna visitante. Con hinchas así nos vamos al descenso – se iría riendo el Bebe al entrar al edificio donde su esposa estaría mirando la televisión. (Set.2010) __________________________________________________________

EL IMPERDONABLE DOCTOR TALCAHUANO. Cuento.

Acaso por vivir su niñez entre tías de llevarlo a misa los domingos y otras desechadas costumbres, aunque fuera un especialista en asuntos de familia al doctor Talcahuano las mujeres le alteraban el ánimo. Exitoso profesional que al ir engrosando sus ingresos como abogado y ya casado con Silvia, contrató de secretaria a Lorena, divorciada de treinta y cuatro que de tan segura y eficiente, no admitió encamarse con él en la hora del almuerzo. ‘¿Pero cómo? Esa habitualidad es de rigor entre nosotros’ le anunciaría un colega, pero también por cosas habituales su esposa y Lorena, su empleada, cada tarde más charlarían por teléfono y según los códigos mujeriles fueron ganando espacio, sin aviso las dos decidieron juntarse a tomar un té. Ya en el primer encuentro que repetirían cada tanto, hablaron de amoríos, desencantos, arrimes en lugares imprevistos y al pasar, Lorena deslizó su amistad con otra adolescente cuando viviera pupila en el Sagrado Corazón. Un renglón que sin esperarlo entusiasmó a Silvia, 'contame más, eso debe ser apasionante', siguieron confesiones que cambiarían la inicial formalidad y al despedirse admitieron, entretenidas en mirarse, compartir el anuncio de un secreto. 'Somos tan pacatas que vivimos ocultando', se animaría Silvia; Lorena la miró humedeciendo los labios 'depende de la otra persona' y se despidieron postergando palabras. Unos días más tarde en el mismo bar, se distrajeron en rozarse las manos al juntarse. Silvia pidió un whisky y Lorena una copa de vino blanco; la charla andaría nuevos carriles y el mozo por un rato ausentaría su mirada. Acaso cuando alguna de las dos repitiera 'me gusta estar con vos' convinieron reunirse más tranquilas y secreto decretado. .

En el pequeño departamento de Lorena anduvieron al desgaire y luego de preparar café, se acercaron a ver decaer la tarde, sin hablarse. Los pocillos en la mesita baja se irían enfriando, el venidero paso no era fácil y al arrimarse Lorena se recogió el pelo con las dos manos. 'Estoy algo nerviosa' alcanzó a pronunciar Silvia y un beso temeroso las conmocionó; ya el temblor de las anunciaciones se adueñaría en tanto afuera ya el atardecer era un fulgor opaco. Las manos se animarían a recónditos sitios, y al destrabar breteles y desechar encajes llegaron enlazadas al insondable milagro de algarabía, se dijeron más tarde.

¿Qué pasiones postergadas las enamoraron para que ‘estas dos locas se fueran a vivir juntas’?, - se preguntaría el abogado Talcahuano uno meses más tarde cuando su esposa Silvia le dijera ‘lo nuestro se acabó, Facu. Aquí termina’. Aunque acaso para él la desdicha mayor que su derrota catedrática, - no hallar jurisprudencia adecuada, como abandono preterintencional o tesis parecida- fue la bestial vindicta varonil de sus colegas. 'Pero doctor, ¿cómo dejó que las dos minas lo cornearan en un solo acto y al mismo tiempo?. Eso no es profesional y nos hace quedar muy mal a todos'. Pero claro, al doctor Talcahuano las mujeres solían alterarle el ánimo…

viernes, 3 de septiembre de 2010

Y EL OLVIDO NO SIGA EN LIBERTAD. Cuento.



            Toda estación de trenes duplica los silencios. Los rostros se pierden tras la lluvia y solo, doblemente solo al filo de la tarde, el escriba fatiga de ida y vuelta alguna frase: ‘cada pájaro del atardecer descarga la penumbra por los techos del mundo’ un poco lo consuela. Si al fin en toda soledad compadre a la nostalgia, nos puede aparecer un rostro lengua afuera, esa pena de burlarse uno mismo tan útil al fracaso. Y tal vez por igual al deleitoso licor de un buen recuerdo, el más tenaz  renglón de la memoria debe ser repetido del principio al cansancio en el diario pelear contra el olvido. El romántico juego por calles de nostalgia puede ser desmemoria, y no valen ventanas con mujer de enigmáticos ojos si ese ‘no recordar’ por siempre nos derrote.

           Menos literatura señoras y señores; es de ley convocarle más voces al silencio y  amotinar el ayer junto a nosotros. La juventud perdida es siempre imaginaria, una sombra de tango lloviznoso en renglones que vuelven sin descanso, pero no dejemos resquicios para que la historia verdadera se pierda con tanta libertad. No hay medio paso atrás con el pasado, si perdemos más horas volverán nuestros sueños a ser flores de trapo o el lagrimear silencio por tanta furia que nos clavó las uñas. Si nadie enjugó en misas ser violada a destajo, es vano traficar con la tortura de nuestros propios muertos. Es tiempo que archivemos tanta oración sabida si hay verdades con peso que aguardan pronunciarse. La historia ha de servir si la ayudamos quitándole la amnesia y el silencio Ya lo hemos aprendido: el olvido en los pueblos es un fusil taimado de celoso gatillo que se dispara solo, y hay que estar muy atento para evitar suicidios.

          Siguió un rato el escriba borroneando ida y vuelta y según es costumbre, creyó escribir ya antes esos mismos renglones. (set.2010)
       

RENGLONES LUNFARDESCOS.

BAR ESCALADA
.
Feca de la estación, bulín al paso,
cuánto extraño tu tibia lejanía,
tu foto de Gardel y el escolaso
que hice en tu mesa con mis alegrías.

En conversa y billar se fueron yendo
horas del viejo bar, tiempo atorrante.
Sonaba el fono, llamaba alguna mina;
fierros del metejón, cuore flamante.

Memoro tu barullo y en la zurda
se me atropellan pálidas y brecas.
Boletos sin cobrar y tanto olvido.

Más al fin, en la extraña meresunda
de este casete grabao en mi cabeza,
sos cacho de mi sueño preferido.
^^^^^^
{



MAESTRA DE QUINTO.

Mina primera que abrojó mi anhelo,
¿tras cuántos grises quedaron encendidos
tus ojos, faroleando en mi desvelo
de mapas y deberes corregidos?

Te arrimo el randevú de mi parola,
un sencillo tanguito, cachusiento,
a vos, que me enchufaste en la zabiola
estos truchos palotes de mis versos.

Porque segunda madre y primer sueño,
dulce maestra de mi quinto grado,
siento aromas de tiza y pizarrón.

Y en este examen por sentirme dueño
de regresar a pibe, retardado,
hoy te bato mi caliente metejón.
<<<<<<



LABERINTO CANCHERO.


A Jorge Luis Borges.

'El que dice burgués pronuncia Borges',
tartamudeó el chicato, despacioso,
junando al cielo con cara de pirado,
careteando en fingir hacerse el oso.

Los giles daban huevos por ficharlo:
poderlo franelear, enchabonados
a escracharse con él. El cholulaje
la juega de arrastrón en cualquier lado...

Pero el Yoryi fue un seso de primera.
Un pensante entrenao de ponga y meta.
Un marote a bastón yirando el mundo.

Que a veces se zarpó, como cualquiera,
y nos dio embole con su manganeta
de viejo sobrador, turro y profundo
^^^^^


LA FLACA

(In memorian, sin soneto ni sanata)
La jugaba de Freud y Tallaferro,
también de Marx y Catulín Castillo.
Tenía miga en el bocho la sofaifa
chamuyando balurdos que dan brillo.

De mufas, yo que sé, una ponchada...
Sabía el antes, el después y el que sé cuánto.
/Reciclaba fangotes de mi abuela
pa' batir mi porqué del desencanto/

Si andaba shome, con orsai del cuore
y embroyao de recuerdo el cablerío,
se acodaba a mi estaño, madrugada,
a escabiarnos una lágrima de olvido.

Lástima el punto que traía de arrastre,
un pinta casoriao, de verso y calma,
que le hizo un curro chambón del amorío
y le rompió hasta el himen de su alma.

Era pinga la flaca, era muy pierna;
Casi fue dueña de mi lado izquierdo.
Ternura inolvidable de amueblada...

De no haber sido por su chamuyeta
que cinchaba a Lenín con Pirandello,
no la habría tumbado la pesada.
^^^^^^^


PUNTO FINAL.

Se afeitó como pudo, era la hora.
Armó el bagayo y se quedó esperando.
La parca le batió 'venga la llave,
se acabó tu pensión. Vamos andando'.

Y olvidao entre nubes y angelitos
escurre que en La Nada no hay fandango:
reventó con tres millones en el bolso
y Dios no le da bola, ni coimeando.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

FIOCA,

A mi viejo Pablo.

En el treinta era liso de yuguiyo
sobrando escracho con su trucha langa.
Remolón pal’ boliche y el escabio:
piantaba al trago que no le hiciera falta.

Era pinta dequera, sin camelo.
Inglés el casimir, alto y morocho.
Cuando rajó Irigoyen la yiraba
montado sobre un Oakland ’28.

Era radicha de alma, yo lo supe,
me lo batió un jovato en un estaño
que anduvo a rueda de él y de otros cosos
en el Avellaneda fulo de esos años.

No precisó ser olfa de caudillos
pa’ tirar su cafiola entre la mersa.
Minga de lata y bufo en la cintura,
la jotrabó de simpatía y conversa.

De profesión “chaufeur” el caralisa,
la yuta lo enrolaba en los decentes.
Cada cambio de chafe era tachero,
su otra ocupación independiente.

En eso andaba aquella noche bronca,
cuando un dorima arremetió de chumbo.
Informe policial: “asalto a un taxi.
El choferato se encuentra medio fundo”.

Nunca ortivó la justa de ese fato,
A mí me la contó muy diferente.
'Era un punto mamao'. 'Me olvidé el vuelto'
'Se ensartó con otro fercho, confidente'.

Se nos vino tordiyo y sin Carmela
se bancó la barraca de su estampa
No acusaba el retiro pero anduvo
ladeao dos años con un fueye en yanta.

Subió al Lacroze por el mes de agosto,
casi me saludó desde el estribo.
Yo miré pa’ otro lado, me hice el boncha.
¡justo cuando empezaba a ser mi amigo!

Hoy lo imagino de capota baja,
Yirando con un Santo de ladero.
Haciendo facha en la puerta de San Pedro
Y atracándose a las vírgenes del cielo.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<


CANTOR DE PATIO
Suena a cuento que existió aquel guitarrero
alentado a tintillo y madrugada,
¡y qué gusto campanearlo al apilarse
montado en las seis cuerdas desgastadas!

El cantor que por siempre irá cantando,
vestía su corbatín y un saco oscuro...

Remontaba canciones nostalgiosas,
palabras amarillas del olvido,
las índoles del viento en cada estrofa
y un contracanto bronca en el rasguido.

Destemplado cantor del barrio antiguo,
adherido en el patio a un valsecito;
las yiros veteranas le apreciaban
su modo de junarlas, despacito.

Decía de andares con hembras y cuchillos,
y amaneceres lerdos, y neblinas.
El cantor melancólico del patio
tenía en la voz simpleza de glicinas.

Cayó sobre su sombra en un rasguido
el guitarrero aquel, de patio y vino.
<<<<<<<<<



AL AMANECER.

Cruza el 'autito azul', inclaudicable,
Por la avenida, sola, va una mina.
enganchado a un silbido arma su kiosco
el que vende los diarios en la esquina.

Un laburante aguanta en la parada
a un bondi demorao, que nunca llega.
Vienen dos pibes compartiendo un fumo,
reventados de birra y tanta yerba.

Y de coraje trucho, los pendejos
nafan el casetín, de atropellada
a un checo estacionao lejos del foco.
Y siguen su rolar, como si nada.

Al toque curran a la pobre mina:
sevillana, cartera y disparada
cuando el autito azul, ¡qué mala leche!
lentamente volvía de recalada.

El mayor fue boleta de movida:
chumbazo y a cobrar, sin balotage.
Y aunque el más chiquilín siguió de vuelo,
los canas lo dejaron que se raje.

Un chorito finucho en la cuneta.
Baja el taquero del auto patrullero.
Viene el coleta que tardaba tanto.
Truena en la radio un tango de Rivero.
<<<<<<<<<<<<<<<<<<



AQUEL VECINO.


El hombre se escribía su versito
iluso que una vez alguien dijera:
'sí, es el que yo le digo, uno bajito
que vive aquí nomás, a dos veredas'.

Nadie lo veía andar, sombra en la niebla,
perdiendo sin cesar sitio en la fila.
O soledoso algún domingo al parque
a chamuyar con el yobaca de la estatua.

Todo cuánto buscó lo halló deshecho,
sin gloria ni manera de un regreso.
La vida hizo la suya sin mirarlo,
ni un cacho de atención. Menos que eso.

La muerte lo emparvó sin darle aviso.
Una siesta, cansao, siguió de largo.
El hijo no llegó, estaba en viaje.
La esposa lloriqueó más que llorarlo.

'De puro cabezón no vivió mucho',
ella, que ya ni apenas lo corneaba.
El mundo sigue igual. Sonó el vecino
que soñaba versitos. Casi nada.
<<<<<<<<<<<<<<<




POLITEAMA.

 


Palabras desde aquel bar,
mi rincón que un otoño se fuera.

A este Buenos Aires lo inventamos cien locos,
cien tipos aburridos cerquita del suicidio.
Y esta tarde me puse a mirarle la entraña
/boliche de mi barrio, cómo se habrán reído/

Los sábados se instalan sobre mi lado óseo,
ese costado duro donde adormece el canto.
Y este sábado agosto llueve todas las lluvias
y yo esperando a nadie. Lo hago de tanto en tanto.

Tuñón pasó hace un rato. Me regaló angelitos.
Erdosain se fue lento chapoteando su angustia.
Un protestón barbudo me propone revueltas
y gardeles de trapo cantando letras mustias.

Un diariero aguachento bancando pulmonías.
Taxi, va una pareja y amueblada furtiva.
Cruza un fiolo empolvado que olvidó el almanaque:
rebusque vespertino de yiranta aburrida.

/Qué sábado a la tarde de lluvia y compañía/
Ni está el loco de siempre explicando razones
y este costado duro donde recuesto el canto,
hoy lo mastica el solfa de antiguas frustraciones.

Me lo comen las minas que habitaron mi sábana
y amasados acordes de insomnio guitarrero.
Esta astucia constante de estafarme yo mismo
y mi triste zoncera de creerme mosquetero.

Politeama, boliche, te inventaré otro sábado
con pibes que nos suban remando la alegría,
y que canten gritando su manera futura
aunque la tarde escurra pañales de agonía.

Que entren sin importarle lo que dijimos antes,
y si importa, que apenas nos digan buenas tardes.
Que esta mufa no siga llorando letanías,
Y se muera el cafiolo y el diarero se salve.

Yo te juro, me borro de escribirte palabras
aunque aquella no vuelva cuando llegue ese día.
Ni le diré al mozaico que manotea la guita
/un feca cuatro mangos... qué cara está la vida/
<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<



12 DE OCTUBRE DE 1492.

12 DE OCTUBRE DE 1492.

... entraron con sus cruces y lanzas criminales,
y los de aquí sólo éramos personas.

Y un imprevisto amanecer vinieron y llegaron,
jineteando en el lomo del mar estrepitoso.
Del mar, motín de sal y oquedad milenaria
inmemoriales hombres pisaron nuestra playa.

Aquí vagaría el sol desflorando la sombra,
satinando la pampa que era una resonancia.
Interminable y sola extraviada en los mapas,
la pampa indoblegable de todas las centurias.

De metales y arneses vinieron y llegaron,
y aquí sólo el silencio de Dios y sus verdades.
Esa verdad en silencio que repiten los tiempos
sin sermones confusos ni discurso inventado.

La inmensidad, un delirio, ensueño y desmesura
quebrada por navíos que llegaron de lejos.

Y dicen, no se sabe todavía,
que por casa no había eco de los galopes
de caballadas potras, crin al viento y relincho.
Ni siquiera el arrullo rasguido de una viola
conmovería la calma de los anocheceres.

Llegaron esos hombres de metales y arneses
a tanto territorio de soledad muy sola.
A esta incesante fragua de agobiadores soles
y enrojecida siesta demorando el paisaje.

Vinieron y llegaron cuando cada montaña,
peldaño de misterio,
colgaba de los aires su racimo de aroma,
más los ríos libertarios disponían del reflejo
y el contracanto al canto de pedregal y orilla.

Sí, aquí soltaría el viento su natural capricho
cargando los pulmones de albedrío pajarero.
Bailaba la hojarasca del repleto follaje
y tronaba el prodigio de la mágica lluvia.

Esos hombres llegaron y en la playa, nosotros.
Nosotros en la playa del tiempo que les digo,
achicados de asombro por la grandiosa nave
y metálicos seres venidos desde el agua.

Tanto temor callamos. Y tampoco dijimos,
que tal vez allí mismo haya empezado el hambre.

Y ocurrió ciertamente: de una choza a la otra
con palabras invictas hablamos del suceso,
contamos la noticia.

Bien teníamos palabras que unidas a las nuevas,
traidas en los barcos,
son memoria y enigma del saber quienes somos.
_____________________________________________

jueves, 2 de septiembre de 2010

EL PRECISO MOMENTO.

Debo decir, señora, que ya es tiempo de cambiarnos el trato.

De rozarnos un poco más al saludarnos, digamos, más de cerca,

ausentes que sus hijos y los míos,

esos algo más que indiferentes,

no aprecien ni sospechen que me aferro a

su blusa al decir ‘hola’,

y usted sonríe al callar que le ha gustado.



O que aguarda más que una caricia al paso,

al desgaire, ternura pasajera de algún desconocido,

sino un apriete más audaz y sustantivo que le brinde mi mano,

un toque anunciación,

no que le augure el reino de los cielos; ¿para qué tanto?

pero al menos le convoque tibieza debajo de su falda

en mitad del salón, y sin testigos.



Porque usted y yo, señora, en este instante,

defendemos la vida como pocos, al desprender

botones tras la piel intocada de su torso anhelante,

y sus caricias de camisa abierta al vello de mi pecho.



Sí, lo sabemos, somos grandes

si contamos los años y algún nieto,

pero los labios saben recorrer por donde

y diestros son los dedos contra mi cinturón y su corpiño.



Y el clima a desnudez, tan implacable y sin aviso,

ya nos tendió en la cama enteramente.



Si al fin, esto es lo cierto, nuestras bocas y manos comprendieron

que no existe el ‘demasiado tarde’

ni frases ya escuchadas de remontar pasados,

ni secretos perpetuos para siempre y por nada.



La verdad de la especie entró en nosotros,

en todos los sentidos a pleno y sudorosos,

a culminarnos juntos en el gemido mutuo

de este único cuerpo, que es el suyo y el mío



Y acaso sea el momento, mi amor, de empezar a tutearnos.

___________________________________________________