sábado, 21 de agosto de 2010

PREGUNTAS SIN OLVIDO.

¿Dónde estarás, amor? Ni han devuelto tu nombre.
Aquel que tan breve parecía, íntimo, diminuto
al desnudarte silabeando tu nombre.

¿Es que aún tu aliento tibio sobrevuela
el aire de una cárcel feroz y sin ventanas?

¿Y tu ojos, amor?

¿Siguen siendo tan grises absortos y redondos,
tus ojos de encontrarnos decayendo la tarde?
¿Esos dos brillos ansiosos de la vida
en calles fervorosas de canciones y pájaros?

Y también por tu ojos de mirarse en los míos
Cruzarían los ultrajes de uniformes y absurdo.
Con niños sollozantes robados en la noche
y la pérfida mueca de banqueros y curas.

¿Dónde estarás amor?
¿No mantiene tu cuerpo el calor de una mano,
ni a tu piel la desvela un beso tembloroso?

¿Y tu voz, amor mío?
¿Me nombró aquel minuto
al sentirte arrastrada y la gente impasible,
siguiendo su camino?

¿No me has llamado ni siquiera esa noche
Sometida y violada por las fieras?
¿O mi nombre fue olvido
en la infamia constante de tu muerte?

¿Más tanto nos quisimos, amor,
que callaste mi nombre? (julio 2010)

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