lunes, 16 de agosto de 2010

Acaso fuera otoño

Mi soledad hoy convoca al color de unos ojos,
y a un húmedo paisaje de arroyo y arboleda.
Inicial abordaje entre cuerpos flamantes
de pieles imbatibles y una fuga de pájaros.

Las voces que dijimos son pasado perpetuo.
El ayer nunca entrega ni el más leve latido.
Pero quizá sonreímos al abrochar tu falda
y jamás olvidarnos, tomados de la mano.

La noche seguiría detrás de nuestro paso
y acaso fuera otoño. Tampoco lo recuerdo.

Cada inicial acorde del ‘amor para siempre’,
lo mismo que tu nombre se ha vuelto desmemoria.
Una piadosa sombra menos cruel que el olvido,
que a veces se descuida y nos perdona. (dic.2009)
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