viernes, 27 de mayo de 2011

¿España, un cambio para que todo siga igual?

                                               

                                               Al Poder lo inquieta de verdad la gente  reclamando en la calle, sea donde sea. (22 mayo 2011)                                              

Luego de las primera cifras surgidas del conteo de votos en España hace unas horas, los diarios anunciaron un triunfo del Partido Popular con más de diez puntos de ventaja sobre el gobierno  y uno de los vicepresidentes de Zapatero  reconoció la derrota del socialismo en la elección, y casi de inmediato una vocera oficial agregó que esta no sería una buena noche  para ellos en el gobierno. Por supuesto, el partido ganador se siente fortalecido por el triunfo pero a primera vista,  cualquier cambio de mano en la gestión no augura de ninguna manera una mejora inmediata en la situación general de España. Las cartas están echadas sobre la realidad económica que no se cambia con discursos y en esta instancia, donde aún prevalece la sensación de bienestar casi absoluto sobre la gran mayoría del pueblo español, todas las recetas que arrimen los organismos financieros internacionales son de manual. Y quienes ya sufrieran sus recetas bien saben que ellas siempre apuntan a la reducción del gasto oficial incluyendo eliminar personal del sector público, ‘las prebendas sociales’ para los de más bajo recurso y ordenar según sus indicaciones,  las cuentas fiscales a niveles más operables. Con más tres o cuatro novedades particulares en cada caso y país que jamás frenan un aumento de la desocupación, - que se dice España anda por más del veinte por ciento y no desesperar si en USA de verdad ronda el diecisiete- lastimosa consecuencia que anuncia pobreza creciente y multiplicadora de la injusticia social en todos los casos. Ya dijimos, recetas conocidas como siniestras en estos pagos de la América Latina, lamentablemente.   .  

            La situación generada estos días en España y otros varios países de Europa son las consecuencias que sobre la población común suele ejercer el liberalismo en el manejo de la economía. Con criterios no pocas veces impiadosos, como aconteciera en la Argentina durante el año 2001 cuando este mismo mecanismo de asalto que la banca financiera hiciera sobre las ahorros bancarios y el consecuente ajuste sobre las cuentas del gobierno que han de sufrir España y otros países de la región por estos días, esa vez en nuestro país generó una inmediata ocupación de las calles exigiendo ‘que se vayan todos’, un reclamo que en menos de una semana significó no sólo la expulsión del gobierno de entonces, - con el presidente Fernando de la Rúa del partido Radical a su frente- sino una creciente actitud de participación del gentío en el ejercicio de sus derechos avasallados impunemente, como sucediera  al multiplicarse las espontáneas reuniones y movilizaciones que cambiaron todo el escenario político de entonces en el país. Naturalmente, no fue una movida con la profundidad que aconteciera en octubre de 1945 y el advenimiento político llamado peronismo, con la inmediata liberación psicológico del obrero ante el patrón; un hecho sociológicamente pocas veces repetido;  que entre los argentinos ya nadie discute y hace algunas semanas vinieron a explicarnos el español Savater y el peruano Vargas Llosa en la Feria del Libro de Buenos Aires;  cuando resultó claro que esos dos juntos poco sabían…

           Lo cierto es que no pocos medios en Argentina ya vislumbran con alguna  certeza que ese tipo de manifestaciones, - de manera especial y en los últimos días ocurridas en España-  vuelve a poner en la escena política un síntoma que se pudo apreciar en los recientes movimientos del mundo árabe. No iguales, por supuesto, pero poniendo sobre la escena inquietudes que subyacen y no desaparecen por represiones más o menos ni por generación espontánea, y acaso porque no se esclarecen de inmediato reviven a cierto subsuelo de cada sociedad humana en particular la espontaneidad por reunirse, algo que bien  pareciera ocultar cierto estallido posible en exponer una nueva interpretación de la realidad. Eso que el Poder tradicionalmente desconoce con al auxilio de ciertas capas beneficiadas con el privilegio, pero que de pronto emerge entre y la gente común se reencuentre en manifestaciones del estilo Puerta del Sol en España, que pequeño detalle sirve sin retorno para que todo el cuerpo social  perciba que algo ha cambiado en la manera de la participación. Un asunto que bien se sabe, jamás cuenta con la aprobación de los dueños del Poder en serio y que por estas días, se nos ocurre, con los resultados en contra del gobierno del PSOE y su líder Zapatero y a favor de Partido Popular, podría sugerir que algo cambie para que todo siga igual al menos por ahora. Porque los hechos históricos que vivimos día por día; con alguna guerra incluida por ahí cerca de Europa, dentro de su programa de sometimiento hay un hecho que al Poder lo inquieta de verdad: la gente defendiendo sus derechos en la calle y sea donde sea.
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Eduardo Pérsico nació en Banfield  y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina. (May/2011)