martes, 9 de diciembre de 2014

DOS MUJERES. Cuento. (2014)

DOS MUJERES.  

                            Eduardo Pérsico.     

       … es que el derecho de familia también tiene sus secretos.  


       El abogado Raúl, ‘especialista en asunto de familia’ y casado con la señora Silvia, debió tomar una secretaria informada en su especialidad y contrató a Lorena. Una  divorciada de treinta y cuatro años que por eficiente no admitía requiebros de ningún jefe.
  
- Pero che, eso no se estila en nuestra profesión -  le reprochó con un guiño otro colega cuando su esposa Silvia y Lorena, la nueva empleada, antes de transcurrir un mes se juntaron a tomar un té. .

      Un encuentro inocente de dos mujeres que quizá y según códigos ignotos hablarían de amoríos, algún desencanto, vecinales  arrimes imprevistos y por ahí, Lorena comentó su amistad con otra adolescente como ella, tiempo atrás. Un renglón tan inquietante para Silvia que insistiría ' decime más de eso, tan secreto’. Y algo informal  agregaría Lorena del tema que al despedirse, se alentaron con párrafos menos formales a comentar el asunto.    

-      Tal vez somos dos pacatas - se animaría Silvia y Lorena respondió 'eso depende de la situación'  y al irse se tomarían las manos con largueza. Así que al reencontrarse unos días más tarde luego de charlar por teléfono, tomaron vino blanco y rozarían sus manos sin inquietarse por la cercanía del mozo. Así que al reiterarse 'me gusta estar con vos' volverían a verse en el departamento de Lorena y secreto decretado.

   En el pequeño sitio de Lorena anduvieron un largo rato al desgaire y luego de preparar café, se juntarían a ver decaer la tarde. Los pocillos se irían enfriando y en cuanto lo siguiente no era fácil, Lorena se recogió el pelo y atrajo a Silvia hacia ella que musitaría 'estoy algo nerviosa'. Aunque cautamente se aflojarían a ser un cuerpo solidario en  ‘este milagro de algarabía’. Algo que luego diría Lorena.  .

-      ¿’Pero qué delirio hace que mi mujer me abandone?-  se preguntaría el abogado cuando su esposa Silvia le dijera ‘lo nuestro se acabó’. Aunque peor desdicha por su derrota catedrática ante ese ‘abandono preterintencional’  o tesis parecida, sería la vindicta de sus colegas.
-      Pero doctor, ¿cómo dejó que las dos minas lo cornearan en un solo acto y al mismo efecto? Eso nos hace quedar mal a todos.

     Así que la pronta certeza del gremio hacia el colega especialista en familia sería categórica: a este desde pibe las mujeres le  resultaron un dilema insondable; así que imaginen dos minas a la vez.  Por más que uno rebusque los renglones del código más lindos, con ellas nada es apelable y a otra cosa. (2014)
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    Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.