DOS MUJERES.
Eduardo Pérsico.
… es que el derecho de familia también tiene sus secretos.
El abogado Raúl, ‘especialista en asunto de
familia’ y casado con la señora Silvia, debió tomar una secretaria informada en
su especialidad y contrató a Lorena. Una divorciada de treinta y cuatro años que por eficiente
no admitía requiebros de ningún jefe.
- Pero che, eso no se estila en nuestra profesión - le reprochó con un guiño otro colega cuando su
esposa Silvia y Lorena, la nueva empleada, antes de transcurrir un mes se
juntaron a tomar un té. .
Un encuentro inocente de dos
mujeres que quizá y según códigos ignotos hablarían de amoríos, algún desencanto,
vecinales arrimes imprevistos y por ahí,
Lorena comentó su amistad con otra adolescente como ella, tiempo atrás. Un
renglón tan inquietante para Silvia que insistiría ' decime más de eso, tan
secreto’. Y algo informal agregaría
Lorena del tema que al despedirse, se alentaron con párrafos menos formales a
comentar el asunto.
-
Tal vez somos dos pacatas - se animaría Silvia y Lorena respondió 'eso depende
de la situación' y al irse se tomarían las
manos con largueza. Así que al reencontrarse unos días más tarde luego de charlar
por teléfono, tomaron vino blanco y rozarían sus manos sin inquietarse por la
cercanía del mozo. Así que al reiterarse 'me gusta estar con vos' volverían a verse
en el departamento de Lorena y secreto decretado.
En el pequeño sitio de Lorena anduvieron
un largo rato al desgaire y luego de preparar café, se juntarían a ver decaer
la tarde. Los pocillos se irían enfriando y en cuanto lo siguiente no era fácil,
Lorena se recogió el pelo y atrajo a Silvia hacia ella que musitaría 'estoy
algo nerviosa'. Aunque cautamente se aflojarían a ser un cuerpo solidario en ‘este milagro de algarabía’. Algo que luego diría
Lorena. .
- ¿’Pero qué delirio hace
que mi mujer me abandone?- se
preguntaría el abogado cuando su esposa Silvia le dijera ‘lo nuestro se acabó’.
Aunque peor desdicha por su derrota catedrática ante ese ‘abandono
preterintencional’ o tesis parecida, sería
la vindicta de sus colegas.
-
Pero doctor, ¿cómo dejó que las dos minas lo cornearan en un solo acto y al
mismo efecto? Eso nos hace quedar mal a todos.
Así que la pronta certeza del gremio hacia
el colega especialista en familia sería categórica: a este desde pibe las mujeres
le resultaron un dilema insondable; así
que imaginen dos minas a la vez. Por más
que uno rebusque los renglones del código más lindos, con ellas nada es apelable
y a otra cosa. (2014)
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive
en Lanús, Buenos Aires, Argentina.