sábado, 21 de agosto de 2010

ENTONCES LOS GORRIONES.

A esta brizna del mapa sólo llegan gorriones. Parlanchines perpetuos rebuscando semillas, voraces que revuelan del surco hacia el tejado,

Y con ellos no lucen garzas multicolores, engreídos flamencos ni calandrias sonoras. Son pájaros a secas, sin trino con estirpe conmemoran el aire que anuncia lejanías, festivos con los pibes saliendo de la clase y le dan resonancia a rincones sin eco. Digamos esta calle, un átomo en el mundo.

Más conociendo el barrio sabemos un secreto: por aquí no discurren cóndores imponentes ni cuervos papagayos de campanario y templo. Y por mucho que agiten cotorras noticieras, - especie que no vuela- no inquieta a los gorriones fauna lejos del barrio. Más bien no presumimos de heroico territorio, pero el águila teme que los pájaros se unan en un chillido. Y en la furia del hambre amotinen los aires y nada los detenga en un vuelo infinito. Y entonces sea el Entonces. Julio del 2009

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