viernes, 9 de septiembre de 2011

Cuento Africano.

            Cuento Africano. 

                       
                                   Por Eduardo Pérsico. .     


Ni bien entró al aula  del costoso colegio privado de Buenos Aires, el maestro de literatura  leyó en el pizarrón: “ …y al sorprender de nuevo al  mono grandote encima de Chita, su mona favorita, Tarzán desenfundó de entre sus ropas la nueve milímetros y al gorila ese le aujerió el balero”.
El hombre con buena experiencia educativa preguntó quién había escrito eso y una adolescente, tan rebuena como todas esas de corta falda escocesa, le contestó. .
- Eso lo escribió José Luis Borges cuando vivía antes de morirse en su novela Cuentos Africanos,  profe- .

Como el tipo ni pensó tirarse del cuarto piso para  caer sobre un taxi y quedar tullido para el resto del viaje, dijo ‘ahora vuelvo’ y se fue a la dirección del instituto.

- ¿Y eso que escribieron los chicos es tan equivocado? Mirá vos, yo no lo sabía. Pero si acá buscás todo perfecto, sonaste viejo. Y te digo más, aunque los padres nos traten de  hijos de puta y todo lo demás, esto se arregla aumentado la cuota mensual y listo- dijo la directora y el profesor asintió. Así que enseguida también coincidieron en que a esos jóvenes  adolescentes hay que entenderlos y no hay más vuelta que darle. Set.2011    

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina. 

jueves, 25 de agosto de 2011

Franki, por Sinatra. Cuento.

Franki, por Sinatra.
                                     

      La odontóloga Lucía bien le explicó la nueva situación a su inquilina Beatriz. ‘Es sencillo Bety, yo me instalaré con mi socio en la costa y vos sin trabajo podrías mudarte con mi vieja; se harían compañía, la cuidarías un poco y por la guita no tendrás problema’. Y Beatriz aceptó ahí mismo diciendo ‘con tu mamá nos apreciamos y con buena voluntad todo es posible’, y a otra cosa.  

       En las primeras semanas de vivir en la misma casa Ofelia y Beatriz buscaron ser amigas. Desde preguntarse qué comida o televisión preferían, al ‘me veo gorda’ de Ofelia; cuarenta y cinco, adoradora de Frank Sinatra’ y madre de Lucía a los veinte, y Beatriz siete años menor, dos veces separada que le respondiera ‘estás regia pero yo me ocuparé’. Además convinieron desde minucias al hábito de besarse en la mejilla porque sí.   

    Pasados unos meses  Ofelia debía ir al cumpleaños de una amiga, Beatriz entonces le recortó el  cabello y esperando que tomara el color le dijo ‘te daré unos masajes milagrosos’. Y sin más le bajó algo el toallón y aplicó sus manos sobre la espalda hombros y brazos; ‘esta crema es muy buena’ repitió y a Ofelia cada caricia en su cuello y sus orejas no le desagradaron. Algo más que placentero pensó y en el rebote del espejo las dos mujeres se descubrieron mirándose a los ojos; y aunque Ofelia forzara cierto silencio por esa distracción Beatriz insistió en mimarle tanto la piel que la otra musitó ‘Bety, por favor’.  

       Esa noche poco hablaron hasta después de cenar y ya en el sillón donde tomarse el habitual vaso de vino blanco, novedoso ritual, apagaron la tele para retomar la charla. ‘Yo también fui pupila en un colegio religioso, un año, menos que vos’ dijo una y la otra suscribió que ese encierro seguramente las habría avivado de algunas cosas. También  Ofelia repitió haber conocido a su marido de jovencita y ‘que al morir él en un accidente me envejeció mucho’ Beatriz la conformó ‘estás muy bien y me ocuparé de cuidarte más’. Una promesa que contenía sin decir un largo discurso que ella conociera y mejor aprendiera al ejercitarlo con otras amigas; ‘lo más natural en nuestra especie es recibir y devolver seducción y ternura con quien uno elija, un mandato de la naturaleza que persiste por más enojos culturales que prediquen lo contrario’. Un discurrir ya propio que incluía su atracción por Ofelia quien por ahí le anunció ‘qué raro Bety, ya nos hemos tomado el vino y seguimos agarradas de la mano’. Y entonces ella no dudó en atenuar la luz y  besarle con lentitud las manos y los ojos a Ofelia que atinó a un ‘no seas loca, Bety’ mirándola de nuevo igual que en el espejo y no balbucearía más ante aquel inevitable beso tan suave y cariñoso que le diera Beatriz. Claro, sin la profundidad de lenguas entrelazadas y buscadoras pero pleno de una ternura que ella suponía olvidada, y las dos siguieron entre respiraciones más agitadas besándose  sin adentrarse en ningún otro territorio. Pero cuando Beatriz quiso llevarla a su cama Ofelia musitó ‘por favor Bety, estoy confundida’,  y luego cada una en su cuarto se desvelaron hasta la madrugada. Menos en aquel momento cuando Ofelia se moviera silenciosa por la casa como si buscara algo y Beatriz disfrutó una buena sonrisa al escucharla.     
           
         Entre ellas hubo una tregua sin comentarios y la noche en que Ofelia volvería a salir con sus amigas Beatriz se encargó de su peinado y el maquillaje. Al despedirse Ofelia le mostró los labios recién pintados y lo mismo ella le  saludó ‘cuidate Ofe, estás hermosa’ y la otra le sonrió ‘me traerán de vuelta’. Entonces Beatriz comió algo, entró a exiliarse en el baño sin apuro y al sentarse a escuchar música la inquietaba el impreciso ‘me traerán de vuelta’ que dijera Ofelia cuando la escuchó regresar. Volvió antes de medianoche y más la alegró escuchar ‘el marido de Alicia la vino a buscar y me trajeron. En la cena cada uno comiendo y hablando de lo suyo, un aburrimiento’. Fue todo el comentario. Beatriz envuelta en una bata le besó una mejilla al decirle ‘pensé mucho en vos’ y Ofelia casi en el baño la animó ‘esperame, yo también te extrañé mucho’ y se escuchó el abrir de la ducha.

         Ofelia salió del baño sonriente y con una audacia inusual  entreabrió su toallón casi encima de Beatriz que sin más la abrazó hasta su cuarto. La luz escasa se apropiaba al recorrer cada una el cuerpo de la otra, mezcla de timidez y delicadeza y tensión que decaerían al tiempo que las dos alcanzaran esos íntimos lugares del deseo y el sin retorno en el mandato de su cuerpo. Esa altura que desbarranca hasta los ocultos pudores y remilgos sólo por encontrarse juntas por primera vez; bocas desbocadas que saborean recorren y conmueven y al fin también como al descuido, una muy sabedora mano de Beatriz sobre el preciso sitio del temblor en la entrepierna de Ofelia. Ese inicial acierto que bien pronto fue una gloria mutua en esa fiesta de estar juntas y jugadas a prolongar la noche al infinito.    

           Hubo sí un descanso esa primera vez,  y ya con el vino blanco de cada noche Beatriz preguntó ‘¿Ofe, al fin encontraste algo la otra noche?’ y  escuchó  ¿vos me escondiste el vibrador, guacha? Lo sospeché’. Ahí las dos se rieron si volverían a necesitar su ayuda y Ofelia redondeó ‘lo llamo Franki, por Sinatra’. (Ag.011)

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.       

jueves, 18 de agosto de 2011

Los valores de clase también suelen devaluarse. Opinión.

Argentina, los valores de clase también suelen devaluarse

"El triunfo de la presidente fue espectacular: ya ganó en primera vuelta. A veces uno vive en un microclima que lo hace perder la visión del resto del país". (Hugo Biolcatti, presdiente de la Sociedad Rural).⎮ EDUARDO PÉRSICO.*
               
"Le ganaremos a la presidente porque ella no tiene la cantidad de votos y la gente está podrida de esta forma de gobernar". (Francisco de Narváez, candidato a gobernador, tres días antes de la elección). "Yo ahora coincido con el gobierno en muchas cosas" (el mismo, al otro día de  perder por treinta puntos de diferencia).

                 El resultado de las últimas elecciones en Argentina con el amplio margen a favor obtenido por los adherentes al gobierno actual, merece reponer cierto  debate en nuestra sociedad sobre la actual concepción y pertenencia a una clase social. Algo que los sectores altos suelen estimar tanto en la vida cotidiana pero niegan cuando esa misma diferencia les trae cierto tufillo a ‘lucha de clases’; para ellos una herejía que no olvidemos y que el pensamiento neoliberal viene negando durante décadas. Difundiendo en su argumentación hechos históricos como la desintegración del poder soviético y la caída del muro de Berlín, dos cómodos ejemplos que el poder estableciera como  ‘fin de la historia’ y otras aseveraciones hoy mucho más inofensivas ante la crisis profundas del sistema económico.
              Vale recordar que para articular su existencia en cualquier sociedad, las clases privilegiadas viven y actúan como únicas, conviviendo entre sí y no pocas veces dentro de los propios límites de sus clase. Y en ciertas instancias políticas, por ejemplo, no perciben cuanto de verdad sucede entre los demás mientras los demás no se le opongan. Victoria Ocampo, invocada en la Argentina como gran figura dentro de esa misma clase alta, se quejó en su autobiografía por las ‘absurdas costumbres de la época que favorecían nuestros espejismos’; reconociendo así la alienación propia y la ignorancia de cuanto sucedía realmente fuera de ellos.  Donde el tiempo y el espacio social, más dilatado y complejo, en tanto no afecte el estilo y el pensamiento de ese sector, carecen de valor. 

Esta especie de internalización clasista que los absorbe y ciegamente ellos actúan,  se organiza dentro de sus patrones de costumbre y acaba obrando como alienación colectiva en los integrantes de la misma clase. Hoy mismo persiste una especie de dañosa negación que los aísla de los demás grupos sociales, que al menos cada tanto reciben algún impulso histórico muy dinámicos, - véase  la realidad mundial en estos días-  algo que estas clases de tanto lujo y lugares privados exquisitos,  por aquello de la conducta social compartida no visualizan ni reconocen. 
Por esos mismos reflejos lo acontecido en las elecciones primarias en Argentina sumió en  más contradicciones que al resto de la población a los sectores de gran ingreso que cuentan con los medios de comunicación y tantos obedientes políticos y economistas defensores de trasnoche de un modelo neoliberal que pareciera con frecuencia fracasado en nuestro país y hoy malherido en varios puntos del planeta. Y el desasosiego de ese constante elenco, con la Sociedad Rural más jugada que nunca contra la administración nacional aduciendo "persecución impositiva", no operó sólo por la irremediable distancia en votos que los derrotó. Más bien parecieran sacudidos por esa realidad que obligó a ciertas  declaraciones de sus principales precursores algo lastimosas, debiendo aceptar públicamente la ignorancia que tenían del país en el que viven.
Ignorancia que esta vez confesaron sin dejar de justificarse como grupos de intereses y de presión, en contra de los candidatos que ellos mismos ungieran y publicitaran para derrotar al partido y las alianzas electorales del gobierno constitucional actual. Que sin excluir ciertas deudas no menores con los por siempre más desprotegidos en la sociedad de los argentinos, hoy prosigue en cierto camino provechoso para la ocupación y el ingreso de la gran mayoría.
De ese amplio espectro del tejido social se podría decir mucho pero es innegable el fervor que esta vez se aprecia entre los sectores más progresistas del país todo. Algo que quizá sea decisorio para revalidar el mandato de Cristina Kirchner dentro de un par de meses, pero que al margen de aquello, se incrementa entre quienes se niegan a proseguir dentro del capitalismo con un decadente régimen meramente neoliberal y financiero. Que por estos días tanto sacude las estructuras de Estados Unidos y los principales países europeos, obligados por ajustes y quitas de sus economías cada día menos prósperas. Digamos con benevolencia.  
Así que esa preocupante realidad y la confesión de ignorancia hechaa y un poco para salvar la ropa, por esos varios inequívocos referentes de esa clase social defensora del privilegio. Que por estimarse ellos mejor a los demás mortales, le dan letra a quienes les ofrecen terapias de apoyo y esas cosas.

* Escritor

www.eduardopersico.blogspot.com  

viernes, 12 de agosto de 2011

Una mirada. Cuento.


                
                De nuevo aquel hombre fue y vino por el barrio sin hallar en su paisaje un solo recuerdo que recuerde  o un rasgo convocador de su memoria. Y en esa última tarde del otoño bromeó que su caminata no detendría los planetas del espacio ni a los autos que apuraban la calle; ajenas realidades.   
         
                Por ahí vivía Maritza que cargaba un apellido eslavo de varias consonantes, estudiaba astronomía  y le brillarían algo más sus ojos claros al culminarse juntos. adheridos y siendo ‘más nosotros’. Los dos eran cercanos a los treinta años  y convivían ese regocijo de ser un cuerpo sólo. Unidos en la cúspide y en el silencio de la ternura; y forzar hacia la memoria ese aliento a homenaje es idea improbable, se dijo el hombre que tras tantos años retornara a su origen tan cambiado.

                 Tal vez el ayer es una sombra astuta, un recuento de sumergida lluvia o incierto fotograma que  no lleva a destino. Y así ni es retornable el gesto de silencio con que Maritza le abriría la puerta y sus padres fingían ser ajenos al encuentro. ¿Siempre él saldría cauteloso a la calle al amanecer o los vecinos lo  cruzarían ya bien crecido el día? Sin ambages, recuperar caricias  o la furtiva voz de una mujer que amamos es intención perdida; el pasado se nutre de tiempo congelado.

-     Espero que tus viejos no llamen a la puerta.  
-         Ellos duermen arriba y yo en planta baja, nos respetamos y además mis viejos nos envidian. – se habrían reìdo contenidos en un abrazo.     

              Rescatar amoríos es para dioses antiguos y no obra de comunes, se reiteró por aquel ámbito de jardines desaparecidos y que él apreciara en algún amanecer de ir por su auto estacionado cerca. No pocas veces habrá comprado un diario en el camino de luego repasar en el desayuno sin apuro, demorando llegar muy temprano a la financiera de su padre. Toda añoranza se supone más amable que un recuerdo, pero sin escarbar en presunciones huecas, existir hade ser saberse de algún ámbito, reconocerse dentro de él y recordarse. Por eso cada tenaz olvido nos desgaja; nos hace menos en tanto toda especie, acaso, ha de saberse y recordarse dentro de ella. Más otros acertijos que recordara haber hablado con Maritza…

              En una ráfaga vio y revivió las cerámicas que exhibían un gato atigrado jugando con un ovillo de lana y reconoció esa pared que alguna vez lo inquietara a detenerse y a recordarse él mismo. Una secuencia que quizá aconteciera la misma noche que al llegar nomás le dijo a Maritza que se iría. .  
-         ¿Estás enfermo?
-         No, mi viejo está muy grave.  
-         Avisame como anda todo – y prometieron verse por más que en esa misma tarde con su padre, - un incurable enfermo final-  y su abogado juntaron los papeles financieros que él se llevaría de Buenos Aires a Europa. ‘No a un país cualquiera  sino a todos’, se decía como cínica pretensión de preservarse del íntimo  debate. Así que sumar su vida al quebranto de la especie sería llenarse de una moral barata y devaluada de la que tanto discurseara Maritza entre un momento y otro. Le dolían las ideas y agradeció al diarero que lo animara con un gesto.  

            - ¿Usted busca el chalet de los polacos? Era en la cuadra donde  hay dos edificios. A esa gente yo la recuerdo bien, era muy buena. La hija estaba buenísima, una rubiecita hermosa – y ahí el tipo cambió el discurso a un chamuyo firme, sin rodeo, de mirarle los ojos bien de frente al hablarle-. Pero usted sabe señor- y endureció la voz- un hijo de mil puta que nunca falta los estafó que perdieron la casa y debieron irse lejos – retuvo la mirada y al callarse entró en los ademanes de reordenar su quiosco de diarios y revistas. (Agos.011).
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Eduardo Pésico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

martes, 19 de julio de 2011

De la Ciencia a la Ideología hay Crisis de diferencia. Opinión.


Nadie puede esperar una digestión suave del denominado subprime español. Entre 1998 y 2008 se iniciaron 5,5 millones de viviendas en España, muchas más de las necesarias. El parque especulativo es enorme y hoy se dice que existen entre 700.000 viviendas nuevas sin vender (según Fomento) y 800.000, según el servicio de estudios de Catalunya Caixa. Hubo años en los que España construía más casas que en Reino Unido, Francia, Italia y Alemania juntas y hoy toca pagar la factura.   
        Esto dice el diario El País de España el lunes 18 de julio del 2011, y ese informe del difundido medio  advierte del preocupante clima no sólo de España; donde el paro laboral es oficialmente del 21%; sino de todos los países de la región que dentro de esa misma concepción económica fijada por los bancos para colocar en deudas hipotecarias sus excedentes financieros, avanzó hacia una crisis global desde al menos hace dos años. El recurso de invertir el dinero propio comprando deudas de bienes reales durante década ha sido un buen negocio, durable en seguridad hasta que algunos tomadores  dejan de pagar y el cálculo matemático de recuperación del lo prestado se va al descenso. O más o menos así a veces es el final.       
         Pero en este caso ese desenlace era previsible ya en el año 2008 cuando Alan Greenspan, que presidiera la Reserva Federal en Estados Unidos hasta el 2006,  admitiera su error al no controlar mejor el mercado financiero y que esa desregulación traería daños irreparables en la economía mundial si no era conjurada a tiempo. Una confesión también fuera de tiempo porque ya la realidad no esperaría y por entonces empezaba a ser impiadosa por los millones de recuperaciones impagas y colocaciones ya muy riesgosas dentro de un clima cada vez  menos previsible.  La estampida En los Estados Unidos no fue inmediata pero derivó en una suba notoria en la tasa de descuento de la Reserva Federal,  - del tres al cinco por ciento y primera alarma del sistema- y siguió con un inesperado aumento del combustible que afecta al norteamericano medio mucho más que a nadie en el mundo. Igualmente por entonces pocos inversores aceptaban  la cercanía de una crisis más seria y profunda, pero la perversión casi suicida de sostener los niveles de ocupación en USA instó más todavía a desmadre de aquella ‘burbuja financiera’ de hipotecas incobrables. Con el mismo estilo de reiterar explicaciones confusas o similares a las que hoy se imitan en los países de Europa, aquello sorprendió a muchos recién llegados al juego y en algún caso como sucede actualmente en Italia a enfrentarse a una realidad que no perdona. Toda esta representación se repite; a pesar de las demoras en aceptarla y el entramado de los grandes bancos de inversión complicados en la maniobra de ocultamiento es una película que también hemos visto en la Argentina alguna vez. Por ejemplo cuando el entonces gobierno de los radicales ‘acorraló’ los depósitos bancarios en el año 2001 y existen todavía muchos recursos de amparo judicial de los ahorristas sin recuperar su dinero.  Y eso sí, tanto aquello en Argentina como esto actual  en Europa opera en defensa de las entidades financieras que actúan en el planeta sin ningún riesgo posible de perder dinero; ‘eso y por profundas convicciones, jamás’.  
      Ante otros síntomas pero con la misma dolencia, hoy es bien sabido que cualquier salvataje financiero es inaplicable, teórico, y cada medida acaba en una distracción transitoria ante la dureza de cada cifra cotidiana, que en estos día y en España informa de una actividad económica en receso y el aumento del paro laboral. Por lo demás se presiente que la aplicación de seguros al desempleo sería poco sostenible ni siquiera a corto plazo, no solamente en España sino en el resto del panorama europeo que tiende a extenderse, y todo acontece a pesar de los desgastes oratorios entre los políticos que en cada país involucrado se culpan más menos deportivamente entre ellos; y hasta la renuncia pedida en España al presidente Rodríguez Zapatero ya sugiere haberse hecho sin mala intención, digamos….
       Los feroces reflejos del malestar económico en Europa y las dificultades que soportaría USA de no ampliar su plafón o alcance del propio  endeudamiento que les evitaría entrar en cesación de pago; algo impensable hace muy poco; por ejemplo ya mismo habilitaría a debatir con seriedad algo sustancial a la supervivencia de todos. Digamos que al menos y sin pretender una extensa fundamentación estructural sería bueno,  inteligente y saludable que se precisaran mejor los términos de aquello  considerado Ciencia Económica. Es la misma con sus doctorados y profesionales en actividad reconocidos por el Sistema Económico, una Ciencia, o si más que una ciencia con todo el rigor técnico de pruebas y contrapruebas, no sería más sensato dejar de calificarla como tal ya que más sencillamente, se trata de una Ideología nutrida de cualquier pastiche teórico incierto en su resultado, pero bien apropiado y certero en perjudicar a los de abajo. Este malentendido sería muy saludable aclararlo ya mismo,  así todos sabemos mejor en qué consiste el juego. Digamos. (julio 2011).
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lunes, 4 de julio de 2011

Fuerte, abajo y lejos de Michel Foucault. Cuento.

     Cualquiera que atajara la pelota que a Jorgito Chopin le sacudieron aquel sábado en San Isidro, no hablaría de otra cosa. Pero en el vestuario él solamente acarició sonriendo los guantes color rosa que protegían sus dedos de pianista y no dijo ni media palabra… .
    El partido contra esos locales de dientes apretados con gente siguiendo el juego en cuatro escalones de un costado, a los Once Corazones no los entretuvo. A pesar del bienhechor sol de octubre y tantas minas vistosas alrededor, - sin atender a los pibes que los insultaban- ellos como siempre salieron a jugar prolijo y sin revolear la pelota a cualquier parte. Y de inicio nomás chocaron con unos atletas con camisetas de rugby y pierna  fuerte que protestaban todo, así que el plan de juego fue no discutir con nadie y bien protegidos atrás, el Nene y Cacho de punta ya tendrían su contragolpe. Pero el ambiente se iría calentando; jugadores, socios y familiares del San Isidro le reclamaban al referí un reglamento propio, el ‘¿qué cobrás hijo de puta?’ a él y sus líneas los hacían tres temerosos personajes, en tanto a los Once los irían identificando como ‘negro de mierda’ o ‘judío asqueroso’.  Y  al habilidoso narigón Aguilera una señora, - buenísima y embutida en un conjunto deportivo blanco- le aconsejó ‘zurdo putito, no te hagas el vivo que te hacemos desaparecer’.  
       Con poco juego y menos palabras se fueron al descanso empatados en cero,  y por la mitad del segundo tiempo el Nene embocó un derechazo de unos veinte metros y un golazo que casi ni gritaron. Entonces sin gran despliegue se irían retrasando buscando que la bola anduviera lejos de Jorgito Chopin y fuera pasando el tiempo. Once Corazones tenía muy ejercitado ese libreto y sacarlos de eso le era difícil a cualquiera, así que sin grito ni exhibición porque la hinchada íntegra local ya les puteaba la tercera generación, llegando el final uno a cero el referí agregó dos minutos de descuento. Que luego de transcurrir y volver a mirar su reloj, unos tipos de pelo corto entraron al campo y chau con la elegancia y el ‘fair play’; uno de bigote le recordó  al referí cierto reglamento no inglés ‘vos de aquí no salís, la puta que te parió’, otro le manoseó el cuello y reglamentariamente, el partido prosiguió dos minutos más.
       Así que seguirían centros desprolijos al área de Once Corazones,  despejes ya sin orden para salir jugando y llegó por ahí una bola  inocente, y penal a favor de San Isidro  cometido por el hombre invisible. Fervoroso griterío de aprobación y en segunda escena Jorgito Chopin ajustando sus guantes rosas y los Once Corazones mirándose en silencio. El petiso número seis de San Isidro alisó con la pelota el pastito  exigiendo ‘que no se adelante el arquero’, el referí cerca de Jorgito le gritó ‘usted no se mueva de la línea’ y algo menos estridente antes de la ejecución. Jorgito se hamacó en un reflejo, el zurdo retacón con tres pasos de carrera sacudió un disparo seco abajo a la izquierda y la bola hizo ‘chaf’ contra los guantes rosas de Chopin. Además de irrepetible, una atajada espectacular  que al desplomar un silencio metálico en el entorno ni advirtió que Jorgito sin ostentar ni mostrando la pelota sacó rápido para el Nene, solo allá adelante, y ya sin querer más el referí heroico  pitó el final. Lo mismo jugadores y público del local, perdiendo entusiasmo,  lo manosearon y putearon hasta el vestuario pero el hombre sobrevivió.
       El penal que atajó Jorgito Chopin debió ser el comentario pero enseguida la tarea fue ducharse para irse lo antes posible. El arquero apenas se sonrió consigo mismo ante sus  ‘guantes mágicos color rosa’ y recién comentó el asunto en el tren de vuelta con el Quelo Varela, el vendedor de libros.
- Ese referí resultó un turro de no creer. El tipo sabía como pateaba el petiso y me gritó ‘no se mueva de la línea’, y entre dientes ‘abajo, a tu izquierda’.
- Es increíble; esa fue una demostración de Poder con mayúscula,
- … y qué lástima Quelo no preguntarle ahí mismo si era un lector de tu amigo Foucault - y se cagaron de risa.
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires,

Una instancia donde la realidad retorna a ser la verdad. Opinión.

  Una instancia donde la realidad retorna a ser la verdad.
                                                   
                   y una puesta en hora de aquello sustancial de la humanidad pidiendo que comamos todos                      

               Cualquier palabra gana, pierde, se envilece o jerarquiza según cómo y donde se pronuncie, en cuanto ese término ha sido el valor más integrador de la especie. De la manada en adelante incluyendo sus separaciones, luchas y postergaciones, la palabra enlaza lo reciente con lo ya adquirido por el individuo y si ese signo se malversa o traiciona el daño perjudica íntegramente al grupo o especie, y por lo mismo vale tanto desde qué Poder se dicen las ‘verdades. La historia íntegra es ya un ejemplo y no de casualidad el Napoleón Bonaparte por ahí advirtió que ‘un Idioma era un Dialecto con un ejército detrás’. Esa fuerza suficiente para  construir el pensamiento colectivo es notoria: el uso del castellano entre nosotros en desmedro de las lenguas nativas resumiría con qué palabras y desde dónde el Poder logra malversar cada historia.  
                      Hoy mismo y cuando los engendros económicos de los centros mas importantes del Poder por atenuarle al capitalismo financiero el cenagoso terreno por donde ambulan la  producción y consumo, -madre de todas las batallas- Grecia, España y otros deben desechar ‘los activos tóxicos del sistema’, antes llamadas Deudas, y los ya actuales y venideros Desocupados son ‘candidatos a percibir un seguro social’ que aunque jamás logren percibirlo, resuena menos doloroso. Asimismo y usando sus propios recursos idiomáticos los grandes medios de la información universal suelen contarnos que los muertos por los ‘bombardeos erróneos‘ son apenas ‘daños colaterales no deseados’, y así también le ordenan al mundo que cualquier entredicho entre ‘buenos y malos’ se falsea y extrapola a voluntad. A saber y en estos días, la detención por violador del máximo funcionario del FMI Strauss Kahn, - que alguna vez no coincidiera con el concilio de Washington- la pronta asunción en su lugar de la francesa Christine Lagarde y el ingreso a escena de otra mujer reclamando justicia por un ataque similar de Kahn hace diez años, son un buen ejemplo. Desde lo espectacular y para semanarios ‘del corazón, este enredo resultó  atractivo y suficiente para excluir los intereses económicos y políticos que se movieran tras semejante cambio en el FMI en instancias tan complejas en varios  países de Europa. El asuntito no altera que ante las órdenes superiores cualquier acusación, cierta o fraguada, no es un descubrimiento contemporáneo y no existe lugar del mapa donde la realidad más  incuestionable no sea desdibujada de algún modo. Hasta ahí los desacuerdos y las certezas, pero actualmente acontece un período histórico de creciente movilidad social donde también las grandes multitudes desechan esa impune manipulación. Acaso sea una puesta en hora de ciertos  aspectos sustanciales de la humanidad pidiendo que comamos todos, bien puede ser, pero a eso se le agrega una activa reclamación popular y una dinámica en sus manifestaciones inesperada por las grandes corporaciones y socios menores. La gente en la calle que mucho pero mucho preocupa al Poder, hoy discute desde la instrumentación de los paraísos del capitalismo a los verdaderos cimientos de su ideología. No son todos reclamos menores con sentadas de alguna plaza ni en la exhibición de los indignados en la Puerta del Sol, y ante ese fenómeno caen en desgracia ciertas usinas de la opinión interesada, maniquea o calumniadora. La movilidad de las multitudes que tiende a permanecer se irá agudizando si la cuestión de la subsistencia económica se acrecienta y con más o menos  matices todas cuestionan con tanta dureza a los medios de comunicación que sin duda, le restan cada día más predominio y credibilidad sobre la sociedad. Y de paso nos anoticia a todos que la vieja convicción de aceptar sin relectura toda especie publicada, ya fugó del inconsciente colectivo y mucho antes de lo pensado por el mismo Poder.  
    Y sobre la veterana credulidad me permito recontar algo escuchado al poeta Cátulo Castillo: en una peluquería de Buenos Aires discutían con fervor si era cierto que un español llamado Baigorri Velar había traído a la Argentina una máquina que hacía llover donde fuera. Sería por los años treinta, y el joven ayudante del peluquero le gritó a Castillo que no lo creía ‘che Catulín, ¿cómo eso puede ser mentira si está escrito encima del diario? Esa vez, risas aparte se acabó del debate, pero ya crecida la convicción de que no existe medio informativo sin manipulación ideológica eso implica un avance sustancial en las relaciones no solamente de poder sino las inherentes a lo cotidiano. Ese novedoso bagaje de percepción crítica de lectores y televidentes en todos los niveles empieza a exigir, - sin éxito ya ni en lo inmediato, por supuesto- que los medios en general y no solamente corporativos deberán mejorar la objetividad hoy ausente en cualquier enfoque.  Asunto que sucederá por la imposición de una realidad que pese a sonar como un confortable lugar común, es la única verdad. Aunque las corporaciones del Poder se resistan a pura falacia discursiva. (7/2011).
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.