lunes, 4 de julio de 2011

Una instancia donde la realidad retorna a ser la verdad. Opinión.

  Una instancia donde la realidad retorna a ser la verdad.
                                                   
                   y una puesta en hora de aquello sustancial de la humanidad pidiendo que comamos todos                      

               Cualquier palabra gana, pierde, se envilece o jerarquiza según cómo y donde se pronuncie, en cuanto ese término ha sido el valor más integrador de la especie. De la manada en adelante incluyendo sus separaciones, luchas y postergaciones, la palabra enlaza lo reciente con lo ya adquirido por el individuo y si ese signo se malversa o traiciona el daño perjudica íntegramente al grupo o especie, y por lo mismo vale tanto desde qué Poder se dicen las ‘verdades. La historia íntegra es ya un ejemplo y no de casualidad el Napoleón Bonaparte por ahí advirtió que ‘un Idioma era un Dialecto con un ejército detrás’. Esa fuerza suficiente para  construir el pensamiento colectivo es notoria: el uso del castellano entre nosotros en desmedro de las lenguas nativas resumiría con qué palabras y desde dónde el Poder logra malversar cada historia.  
                      Hoy mismo y cuando los engendros económicos de los centros mas importantes del Poder por atenuarle al capitalismo financiero el cenagoso terreno por donde ambulan la  producción y consumo, -madre de todas las batallas- Grecia, España y otros deben desechar ‘los activos tóxicos del sistema’, antes llamadas Deudas, y los ya actuales y venideros Desocupados son ‘candidatos a percibir un seguro social’ que aunque jamás logren percibirlo, resuena menos doloroso. Asimismo y usando sus propios recursos idiomáticos los grandes medios de la información universal suelen contarnos que los muertos por los ‘bombardeos erróneos‘ son apenas ‘daños colaterales no deseados’, y así también le ordenan al mundo que cualquier entredicho entre ‘buenos y malos’ se falsea y extrapola a voluntad. A saber y en estos días, la detención por violador del máximo funcionario del FMI Strauss Kahn, - que alguna vez no coincidiera con el concilio de Washington- la pronta asunción en su lugar de la francesa Christine Lagarde y el ingreso a escena de otra mujer reclamando justicia por un ataque similar de Kahn hace diez años, son un buen ejemplo. Desde lo espectacular y para semanarios ‘del corazón, este enredo resultó  atractivo y suficiente para excluir los intereses económicos y políticos que se movieran tras semejante cambio en el FMI en instancias tan complejas en varios  países de Europa. El asuntito no altera que ante las órdenes superiores cualquier acusación, cierta o fraguada, no es un descubrimiento contemporáneo y no existe lugar del mapa donde la realidad más  incuestionable no sea desdibujada de algún modo. Hasta ahí los desacuerdos y las certezas, pero actualmente acontece un período histórico de creciente movilidad social donde también las grandes multitudes desechan esa impune manipulación. Acaso sea una puesta en hora de ciertos  aspectos sustanciales de la humanidad pidiendo que comamos todos, bien puede ser, pero a eso se le agrega una activa reclamación popular y una dinámica en sus manifestaciones inesperada por las grandes corporaciones y socios menores. La gente en la calle que mucho pero mucho preocupa al Poder, hoy discute desde la instrumentación de los paraísos del capitalismo a los verdaderos cimientos de su ideología. No son todos reclamos menores con sentadas de alguna plaza ni en la exhibición de los indignados en la Puerta del Sol, y ante ese fenómeno caen en desgracia ciertas usinas de la opinión interesada, maniquea o calumniadora. La movilidad de las multitudes que tiende a permanecer se irá agudizando si la cuestión de la subsistencia económica se acrecienta y con más o menos  matices todas cuestionan con tanta dureza a los medios de comunicación que sin duda, le restan cada día más predominio y credibilidad sobre la sociedad. Y de paso nos anoticia a todos que la vieja convicción de aceptar sin relectura toda especie publicada, ya fugó del inconsciente colectivo y mucho antes de lo pensado por el mismo Poder.  
    Y sobre la veterana credulidad me permito recontar algo escuchado al poeta Cátulo Castillo: en una peluquería de Buenos Aires discutían con fervor si era cierto que un español llamado Baigorri Velar había traído a la Argentina una máquina que hacía llover donde fuera. Sería por los años treinta, y el joven ayudante del peluquero le gritó a Castillo que no lo creía ‘che Catulín, ¿cómo eso puede ser mentira si está escrito encima del diario? Esa vez, risas aparte se acabó del debate, pero ya crecida la convicción de que no existe medio informativo sin manipulación ideológica eso implica un avance sustancial en las relaciones no solamente de poder sino las inherentes a lo cotidiano. Ese novedoso bagaje de percepción crítica de lectores y televidentes en todos los niveles empieza a exigir, - sin éxito ya ni en lo inmediato, por supuesto- que los medios en general y no solamente corporativos deberán mejorar la objetividad hoy ausente en cualquier enfoque.  Asunto que sucederá por la imposición de una realidad que pese a sonar como un confortable lugar común, es la única verdad. Aunque las corporaciones del Poder se resistan a pura falacia discursiva. (7/2011).
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.  

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