lunes, 7 de octubre de 2013

12 DE OCTUBRE DE 1492. Poema.




12 DE OCTUBRE DE 1492.

                                      Eduardo Pérsico.  
                  
                ... entraron con sus cruces y sus lanzas,
                  y los de aquí sólo éramos personas.

     Y un imprevisto amanecer vinieron y llegaron,
jineteando en el lomo del mar estrepitoso.
Del mar, motín de sal y oquedad milenaria
inmemoriales hombres pisaron nuestra playa.
 
    Aquí vagaría el sol desflorando la sombra,
satinando la pampa que era una resonancia.
Interminable y sola extraviada en los mapas,
la pampa indoblegable de todas las centurias.

     De metales y arneses vinieron y llegaron
 y aquí sólo había silencio a dioses y verdades.
Nuestra verdad en silencio que repiten los tiempos
sin sermones confusos ni discurso inventado.

     La inmensidad, un delirio, ensueño y desmesura
quebrada  por navíos que llegaron de lejos...
 
      Y dicen, no se sabe todavía,
que por aquí no había eco de los galopes
de caballadas potras, crin al viento y relincho.
Ni siquiera el arrullo rasguido de una viola
conmovería la calma de los anocheceres.

  Llegaron esos hombres de metales y arneses
a tanto territorio de soledad muy sola.
   A esta incesante fragua de agobiadores soles
y enrojecida siesta demorando el paisaje.
 
     Vinieron y llegaron cuando cada montaña,
peldaño de misterio,
colgaba de los aires su racimo de aroma.
    Más los ríos libertarios disponían del reflejo
y el contracanto al canto de pedregal y orilla. 
    Sí. Aquí soltaría el viento su natural capricho
cargando los pulmones de albedrío pajarero.
Bailaba la hojarasca del repleto follaje
y tronaba a prodigio nuestra mágica lluvia.
   
    Esos hombres llegaron y en la playa, nosotros.
Nosotros en la playa del tiempo que les digo,
achicados de asombro por la grandiosa nave
y metálicos seres venidos desde el agua.

  Tanto temor callamos que ni apenas dijimos,
que tal vez allí mismo haya empezado el hambre.

    Y ocurrió ciertamente: de una choza a la otra
con palabras invictas hablamos del suceso,
contamos la noticia.
   
      Bien teníamos  palabras que unidas a las nuevas,
traídas en los barcos,
son memoria y enigma del saber quienes somos.
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

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