viernes, 16 de noviembre de 2012

El Conventillo de la Paloma en Lomas.



 

    La buena idea de exhibir ‘El Conventillo de la Paloma’ en Ciencias Sociales de Lomas de Zamora.

                                                        Eduardo Pérsico.

   El ‘Conventillo de la Paloma’, sainete escrito por Alberto Vacarezza que repitiera su éxito por décadas desde su estreno en 1930, es un referente  documental muy valioso de ciertos hábitos de los argentinos. Que además y sin dejar de ser una excelente versión costumbrista y teatral aporta una valiosa apreciación del devenir socio cultural, a propósito de una etapa tan dinámica de nuestra historia como fueran los inicios del siglo veinte. Y pese a que el autor focalizara la acción en la ciudad de Buenos Aires y en el estrecho ámbito de un conventillo, su mensaje no vale apenas como pintura de época y lugar; la certeza realista que sus personajes exhiben luego de transcurrido casi un siglo, nos permiten vislumbrar perfiles que parecieran constantes y palpables de nuestra propia identidad.

      Es sabido ya que la convivencia en el ámbito de los conventillos produjo muchos y novedosos cambios en las costumbres de época, por entonces con rémoras coloniales, no todo allí acontecería sólo por la incorporación de sobreentendidos comunicativos entre lenguajes ajenos y diferentes. Y como dato que la cambiante dinámica impuesta por la convivencia de los conventillos contribuyera a la socialización de los individuos, podríamos mencionar la adopción por entonces del tango como expresión nostalgiosa y hasta del enrevesado Lunfardo, según resultara ese dialectal código entre dos para que no se entere un tercero. Pero al margen de todo aquello, no existe duda que la mayor integración de todos los grupos culturales, étnicos y según cómo se llamen, fue apresurada por los inevitables y furtivos amoríos en zaguanes o donde se diera el roce entre esas  muchedumbres juveniles de diferente idioma y procedencia acicateados por la tentación. Tal vez podría admitirse que los episodios zaguaneros no resultaron el único causal de integración en este complejo cosmos de las inmigraciones, pero humanamente y con certeza habrán de continuar siendo los más divertidos.

      Reiteramos que el Conventillo de la Paloma, de Alberto Vacarezza quien fuera contemporáneo de José Bautista Saldías, autor de sainetes como ‘El Bandoneón’, de gran éxito, y el precursor del grotesco Armando Discépolo con su profunda inquietud social, son renglones que nosotros, los del siglo veintiuno, deberíamos releer con frecuencia para mejor apreciar ciertos perfiles de nuestra comarca. (Nov.012)  _______________________________________________________

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