lunes, 6 de diciembre de 2010

Ante la realidad sobran disfraces. Opinión.


          

                                               Y la realidad pasa tan lejos de semejantes disfraces numerarios del mismo modo que de las verdades religiosas.                                                              

                                               
            Por ahí escuchamos que la religión comenzó en el mundo cuando el primer pícaro se cruzó con el primer ingenuo. Incauto, creyente o según, pero fácil de convencerlo que la existencia toda era exclusiva voluntad y milagro de un ser o varios, - según el incauto- dueño de los misterios más profundos y con quienes en él creyeran y le obedecieran, sería un buen Dios capaz de atenuarle los temores al más allá donde sus seguidores recibirían la gloria eterna. Bien podría ser más o menos así la descripción de una eternidad cargada de infinitos y absolutos entre el pícaro y su primer incauto, con argumentos que los siguientes agnósticos y no creyentes no aceptarían con facilidad; por ejemplo esa salvación de las almas que no contradigan la voluntad divina y otros ‘misterios de la religión’. Pero de haber sido así nomás las cosas es improbable que lo siguiente fuera imaginación del mismo pícaro, como al pensar en la vestimenta o disfraz que vestirían en la tierra los mortales representativos del reino de los cielos. Quienes para resultar enigmáticos y todopoderosos en invierno y verano se calzarían mocasines colorados, un incómodo capote más ese gorro tan difícil de usar al saludar a un amigo. Bien pensado el asunto es de concluir que el mismo pícaro o sus seguidores, idearon una presentación para deslumbrar a los hombres de entonces cuyos mayores apremios, como ahora, serían el comer y aparearse; esto último a veces inconcientemente, para seguir proyectados como especie, y en otros encuentros normales y cuantiosos con o sin la ‘autorización del condón por el santopadre’, para amarnos sonriendo y nada más.   

            Este entrevero de lo improbable y simbólico que tanto incide y no pocas veces condiciona el imaginario social, podría trasladarse a otras expresiones agitadas como de obediencia obligatoria entre nosotros. Sin escarbar mucho, a la vigente y reverencial interpretación de la historia entre buenos y malos, - una ‘nada’ científica que  difunden los países poderosos- hoy se acopian papeleríos de la moderna Ciencia Económica. Con algún presupuesto y mandato universal inútil en tanto no comamos todos, ese asunto a solucionar hace de esa pretendida ‘ciencia’ un palabrerío contradictorio y lejano de la realidad. Digamos equivalente al atavío y disfraces mencionados. .. En el quehacer político de América Latina son numerosos los augures de la economía, que de acuerdo a extraña ‘ciencia’ no permite imaginaciones de cumplimiento inmediato aunque enarbole suposiciones sin apoyatura real que al contradecirlas, según hicieron varios países de la región, derivó en resultados inigualables contra la desocupación  y la marginalidad de los sectores más sumergidos. Al desecharse de a poco pero efectivamente entre nosotros los sagrados mandamientos del FMI, de los documentos uno y dos de Santa Fe que sirvieron al Consenso de Washington, más el peso de los neoliberales en los medios de opinión hicieron que tantos temerarios augures no previeron y hasta negaron el desastre económico de Argentina en el año 2001. Los mismos personajes que hoy se niegan a culpar al mismo régimen como causante de la crisis actual de Europa; con su secuela de achiques y desocupaciones;  y los Estados Unidos, donde se congelaron los sueldos estatales con menos el de los militares, por supuesto.  Esos militares que en el futuro inmediato pueden ser el sustento mayor del gobierno de Barak Obama, luego del empastelado sinceramiento, -con final abierto- de la diplomacia espiona y desestabilizadora de la primera potencia mundial, según deschavaron los 250.000 mails entregados por Wikileaks a cuatro o cinco diarios muy importantes, pero que cualquiera puede pesquisar ya en Internet. Algunos informes han de ser memorables por lo chaplinesco, como perseguir el ADN de un candidato a presidente en Paraguay o la preocupación por la salud mental de la presidente de Argentina, pero otros, - cierto bombardeo con muchos muertos atribuído a Yemen y hecho en verdad por los yankis- podría descolocar las piezas en los tableros menos pensados. Por más que Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel de entrada aplaudiera una publicación que según él, demostraría que Irán tendría armas atómicas y es un peligro latente para la paz, su arenga diaria, esto publicación podría ser una opereta urdida en la misma USA con fines imposibles de precisar.   

       Es que pese a seguir homenajeando los sagrados preceptos de la clásica economía capitalista, impuesta y venerada en los altares del Poder, la realidad pasa tan lejos de semejantes disfraces numerarios del mismo modo que las verdades religiosas, tan ajenas al hombre común y corriente que cada día defiende su permanencia sobre la tierra. Aunque claro, si consideramos que sobre la realidad cotidiana existen valores eternos y sagrados representados con ropajes tan extraños como los del papa, estamos al horno como una especie más. (dic.2010)

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