jueves, 19 de diciembre de 2013

Roberto Arlt, su desprolijidad y el Lunfardo.



Roberto Arlt, su desprolijidad y el Lunfardo.

                                                     Eduardo Pérsico.
     

      ¿Arlt? Fue el modernizador literario por 1930 y más; era un lunfa.
           José Gobello.
                  .   

        El escritor Roberto Arlt, que viviera entre 1900 y 1943, inicialmente sería reconocido por el gran público por sus ‘Aguafuertes Porteñas’ que publicara durante años en el diario El Mundo de Buenos Aires,, desde la década del treinta hasta su muerte en 1943, aunque su trayectoria fuera ya considerada revulsiva y novedosa desde el años 1926 pot su primera novela ‘El Juguete Rabioso’ y más tarde ‘Los siete Locos’. Su obra más reconocida y polémica por su tratamiento narrativo desenfadado y considerado desprolijo entonces por la crítica aún teñida de prejuicio al tratamiento que Arlt instiuyera con sus ‘desprolijidades’. Que con frecuencia y al delinear una situación o personaje,  derivaba en la misma parrafada de lo ficcional a lo ensayístico o lo periodístico a un cierre literario, sin previo aviso. Una ‘desprolijidad’ que sin vuelta y gracias a él, resultaría la modernización de la narrativa de los argentinos que sin rebuscamientos, de la producción de Arlt en adelante sería diferente. Y en las instancias históricas donde el Arlt escritor exhibe sus variados personajes suceden a fin de los años veinte en un contexto de fermentos sociales novedosos; incipiente nazismo, fascismo y otras sordas luchas de dominación nada desatendibles en nuestros pagos.    
        Este escritor que naciera en el barrio de Flores, en Buenos Aires, perteneció a una familia donde se hablaba ‘y pensaba’ en alemán,  y él recordaría que al menor desajuste de conducta su padre le decía ‘mañana te voy a castigar’, promesa de cargado sadismo que su padre siempre cumplía y luego incidencia que Arlt recrearía por 1926 en su primera novela ‘El juguete rabioso’ y luego rozaría como periodista en el diario El Mundo, donde editaría sus famosas ‘Aguafuertes Porteños’. Aquella masiva y recordable columna entre los lectores de mayor exigencia que también frecuentaban el ambiente teatral independiente de Buenos Aires, como lo era entonces el Teatro del Pueblo dirigido por Leónidas Barletta. Ambito pródigo en representaciones de corte  literario que abordaban desde  la alienación ciudadana a la humillación humana más escondida, que el mismo Arlt solía detallar con la reiteración o el desdoblamiento escénico en sus escritos. Y a pesar de algún fortuito fracaso en el circuito comercial, después de su muerte en 1942, dos de sus obras ‘Saverio el cruel’ y ‘Trescientos millones’, recibirían un redoblado reconocimiento no sólo del ambiente teatral sino de gran parte del ámbito cultural; y su autor Arlt pasaría a ser estimado ya no como un precursor del teatro social argentino, sino también y además según fuera el recordable comentarista de alguna moda posterior, como el ‘existencialismo’, por ejemplo. Y más bien por esas cosas que se creyeron apartadas de su respiración porteña en cada uno de sus renglones, no es temerario decir que Roberto Arlt en su extensa obra no representó la imagen triunfalista de lo ‘argentino’, que por décadas asumieran las figuras más nombradas de ‘nuestra la literatura nacional’, signadas por los atávicos suplementos literarios del día domingo en Argentina. Pero bué, son esas cosas…      
            
          Arlt y el Lunfardo.  Por lo dicho y para bien valorar su calidad narrativa, -con frecuencia descalificada por escasa lectura- bastaría releer el copete de cualquier capítulo de ‘Los siete Locos’, donde en dos o tres líneas Arlt ubica situación, clima y personajes sin repetir una palabra. Y a esa aplicación natural de su condición periodística, a eso mismo él le sumaría certeza en cada descripción de sus tipos de Buenos Aires, con su manejo coloquial de las voces lunfardas que por bien asumirlas, sabía ubicabarlas con propiedad y sin el rebuscamiento de un reciénvenido. En cuanto para él como aconteciera con los en verdad serios conocedores, -con José Gobello al frente y toda la Academia Porteña del Lunfardo y ya lejos de ser el idioma del delito- el lunfardo dejaría de ser una caprichosa recolección de ‘términos-acertijos’, y ser en sí mismo además de un recurso, con la inflexión y clima propios al habla coloquial de los argentinos. Que usado con el sobre abundamiento habitual entre  los ‘reciénvenidos’ al juego suele empobrecer todo con una frase…

        Y este rumbo vale recordar el breve libro ‘El Informe de Brodie’ de Jorge Luis Borges, sorpresivamente publicado en 1970 y Arlt había muerto en 1943, y tardìamente ‘el gran contradictor’ sentenciaría que Roberto Arlt desconocía el ‘lunfardo’, - ‘ese código entre dos para que no se entere un tercero’- decimos nosotros. Y sin previo aviso y mucho tiempo antes, Arlt le había respondido a Borges sin nombrarlo con un texto muy extenso que abreviaremos: ‘Last Reason, Félix Lima, Fray Mocho y otros influyeron mucho más en nuestro idioma que todos los macaneos filológicos y gramaticales de esa pandilla polvorienta y malhumorada de los Académicos y ratones de biblioteca, que lo único que hacen es revolver archivos escribir memorias, que nadie se ocupa en leer porque tan aburridas son. Porque este fenómeno de la ‘lunfardía’ nos demuestra hasta la saciedad lo absurdo que es pretender enchalecar en una gramátca canónica las ideas siempre cambiantes y nuevas de los pueblos’. Eso ya justifica reproducir algunos de su textos: en ‘El juguete rabioso’ su primer libro, dice algunas frases: ‘rajemos, la cana. Es demasiado cerca y la yuta tiene olfato’. ‘Y me hice el que esperaba el bondi’. ‘Sabés, lo amurè al turco Salomón’. ‘Minga de alegrías, minga de fuestas; esto ya esgunfia’. Y por ahí alguien canta en un patio ‘tengo un bulín más shofica que da las once antes de hora, y que yo se lo alquilé para que afile ella sola’. Esto bien valdría para acallar no solamente a Borges, más en ‘Los siete locos’ Haffner, el rufián melancólico le dice a Erdosaín: ‘el mundo está lleno de turros y de infelices. Entonces me háre cafishio. Es una merza de ladrones, que le dicen su sus mujeres à tal fioca no debés saludarlo’ o ‘la yiranta desprecia a la jermu del prostíbulo’. Y el boticario Ergueta cuando Erdosain le pide dinero le contesta ‘¿Vos te crées que porque yo leo la Biblia soy un otario?’. Y este mismo personaje, Ergueta, en ‘Los lanzallamas’ despacha su sermón célebre y resonante: ‘¿Saben a qué vino Jesús a la tierra? A salvar a los turros, a los chorros, a los fiocas. El vino porque tuvo lástima de toda esa merza que perdía su alma entre copetín y copetín. ¿Saben ustedes quien era el profeta Pablo? Un tira, un perro, como los de Orden Social. Y yo les hablo en este idioma canero porque me gusta como chamuyan los pobres, los humildes, los que  yugan. A Jesús también le daban lástima las reas. ¿Quién era Magdalena? Una yiranta, nada más. ¿Pero que importan las palabras, lo que interesa es el contenido, el alma triste de las palabras, reos’. Una categórica impresión que conlleva ademàs de la expresión de un personaje literario, una clara definición que el escriba impusiera en el texto sobre su propio lenguajes, y al fin lo resumiera sin alargamientos  innecesarios, como frecuentes y tentadores.
       
        Roberto Arlt por ser uno de los grandes sigue vigente según un infaltable referente de nuestra literatura. En verdad y acaso gracias a su `desprolijidad` él se convertiría en el gran modernizador de los hábitos narrativos y acaso el escritor de ficción más leído entre nosotros. Que por ahora, es apenas eso. (Dic, 1013).
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

jueves, 12 de diciembre de 2013

Martin Fierro y gaucho Cruz según el Mingo Echeverri.



          

      Martín Fierro y gaucho Cruz según el Mingo Echeverri.
  
 
                y aquí me pongo a cantar con cualquiera que se ponga         
                                              
                                                             Por Eduardo Pérsico.
        
                             Como Periodista Especializado y Atemporal, yo el Mingo Echeverri acaso me despreocupé demasiado de la ‘intertextualidad y adyacencias’ de la impiadosa soledad pampeana, pero ya es tiempo de abordar el tema. En principio sabiendo que toda historia se interpreta mejor más allá de lo sucedido, en tanto  siempre subayacen debajo los pápitos de cuánto no se contó y así, injustamente, se quedaron sin relato acciones de alguna batalla que la historia posterior estimara decisiva, los acallados insultos y entredichos de los personajes de cualquier novela exitosa  y hasta por ejemplo, la calentura que debió bancarse  el cochero en el libro de Flaubert, al transportar detrás suyo aquel novelero cuerpo a cuerpo entre su madame Bovary con el Rodolfo Boulanger. Y en esa misma frontera de literarias omisiones, cómo no imaginar el amasijo previo de Juan Moreira con su amante en el prostíbulo donde al rato nomás lo mataran por ‘gaucho vago y mal entretenido’; y qué injusticia nombrarlo así. Asimismo y sin desechar otros  buenos ejemplos, imaginemos el quilombo mental que sufriría ‘Funes el memorioso’, - personaje del viejo Borges- si se olvidaban de darle la pastilla recordativa para devolver a su marote hasta el formato de un árbol hoja por hoja, según él sabía memorizar. Y por esa obligación de Periodista Especializado y Atemporal que detento, con seriedad y no como esos temerarios que hablan de literatura en el suplemento dominical ignorando hasta quién soy yo; el Mingo Echeverri;  les ilustraré a propósito de ‘la intertextualidad y sus alrededores’ en un diálogo de Martín Fierro con el gaucho Cruz. Renglones que omitiera en su libro el mismísimo José Hernández, y ni siquiera insinuara lo ciertamente hablado en los  anocheceres por esos dos aparceros de la soledad pampeana.
-         Y sí, - en algún momento habrá dicho el gaucho Cruz- aquí el agua está a un metro abajo nomás; hay brotes  de duraznillo blanco y ese dato es infalible. Pero hoy y de seguir hablando de la pampa argentina, me gustaría saber don Martín: ¿es usté freudiano o lacaniano?
- Según de ande sople el pampero, gaucho Cruz. ¿Pero diande sacó usté esa pregunta de la intimidá?
- Es que si debemos seguir otro siglo más en esta soledad, hay que rebuscar algún tema de conversación. ¿No le parece? – y la carcajada de esos dos gauchos sacudió parte del campo argentino… No tanto pero casi.  
-          
-         - Tiene su razón paisano. ¿Se acuerda del Mingo Echeverri,  ese pueblero que se las sabe todas? Bueno, anda diciendo que en cien años más o menos, en estos parajes se casarán mujer con mujer y varón con varón. Y mucho antes de esa perdición ya existirán dotoras, comisarias y hasta presidentas de tacos altos y pollerita corta que nos indicarán como hay que caminar, sentarse para comer y otras cosas difíciles de explicar sin usar malas palabras, que usté sabe. Y andan avisando que cuando menos lo esperemos se van a descargar con el matrimonio igualitario y otras indecencias. ¿Qué me dice? Matrimonio igualitario…
-         ¿Y eso de igualitario qué quiere decir, don Cruz?
-         ¿ Ni siquiera lo supone, don Martín? /Qúe flaca imaginación/ Mujer entre ellas, hombre contra hombre, yo tu él los otros las otras y ella…   
-         • Yo les aviso desde ya a familiares y amigos, conmigo a eso ni lo sueñen - carcajeó el gaucho Martín Fierro y la siguieron con el gaucho Cruz yendo y viniendo con esa ‘brujería del matrimonio igualitario’.
-         • Bueno, eso llegaría ni bien empiecen a mandar las hembras. Y vea usté, gaucho matrero, si esa es manera de pensar una persona humana.  
-          
-         Pero a eso le aconsejo que ni se oponga. Es un negocio redondo, gaucho Cruz. ¿Qué maldición de diablo mandinga ni cuento chino? Que ellas se hagan cargo de todo y nosotros a disfrutar. ¿Le parece poco? – y las risotadas de ambos paisanos se oyeron hasta en la pampa de al lado. (dic.013)
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
www.eduardopersico.blogspot.com

sábado, 9 de noviembre de 2013

Discepolín y la porteñidad sensiblera y burlona.



Discepolín y la porteñidad sensiblera y burlona.                         
                                 Por Eduardo Pérsico.

     
            .igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida Y herida por un sable sin remaches…Cambalache. Enrique Santos Discèpolo. (1934)


La intrepidez para vincular en un ‘cambalache’ a un valor ‘sagrado’ como la Biblia con un calefón, bien le serviría a Enrique Santos Discèpolo al gritar ‘que el mundo fue y será una porquería’; uno más de sus anárquicos reclamos unido a una invocación celestial. Que tan bien perfilaría ese habitual estilo en sus escritos estimados muchas veces de contradictorios y al fin serían una referencia cultural de los argentinos. Es que al margen de tantos pensadores de trasnoche que lo endiosaran como ‘un pensador filosófico’, por su talento instintivo Discepolín sería diferente a los autores de su tiempo por abrevar en la ilustración de su hermano Armando; catorce años mayor y un serio intelectual que estableciera el Grotesco Teatral rioplatense con sus obras ‘Stéfano’, ‘Mateo’ y ‘Mustafá’, por mencionar tres. Ante ese bagaje de ‘espíritu crítico’, a Discepolín se lo exaltaría con desmesura al considerar profética y filosófica toda  expresión reiterativa del sentido pesimista de los argentinos. Que al convertirse en ‘sentencias discepolianas’ más allá del universo tanguero, persisten en la entretela conceptual por ese misterio de la idolatría que existir, existe….   

       Enrique Santos Discépolo, - marzo de 1901-diciembre 1951- fue hijo de don Santo, un músico napolitano radicado en Buenos Aires- y llamado Discepolín por su magra contextura se formaría junto a su hermano Armando, catorce años mayor y un dramaturgo sustancial al Grotesco Teatral Rioplatense. Bajo esa tutela y atraído por las expresiones de la época se nutriría en el ambiente del tango, luego de intentar la autoría teatral y la propia actuación. Muy joven en 1917 debutó como actor al lado de Roberto Casaux, intento que él mismo calificaría de fracaso por más que luego insistiera con ‘El hombre solo’y ‘El organito’, dos obras de intención social  bosquejadas con su hermano. Luego actor de reparto en ‘Mustafá’ del mismo Armando y éxito por los años veinte, creció en el entusiasmo de una Argentina con Irigoyen, Gardel y el favor popular por el teatro y el tango. Tiempo en el que  Discepolín entrara al ambiente nocturnal de Buenos Aires aunque ‘Bizcochito’, su primer tema y el revulsivo ‘Que vachaché’ de 1926, ‘fracaso epocal’ por cuanto una sacrílega mujer lo ‘piantaba’ al hombre que la mataba de hambre, serían relegados por los temas de Pascual Contursi y Celedonio Flores, dos fundacionales de la tanguedad. Hasta que en 1928 la cancionista Azucena Maizani cantara ‘Esta noche me emborracho’, un tema donde Discepolín le dedica renglones a un viejo amor que maltratara el tiempo,  con cierta cargazón machista sobre la mujer que hoy sería primaria ante la realidad siglo veintiuno. Algo que reitera al cometer el imperdonable ‘Justo el 31’, brulote que grabara Tania, - su compañera desde 1928 hasta 1951-  quien en 1932 lo grabara para el sello Columbia junto a ‘Yira Yira’, ‘Confesión’, ‘Sueño de Juventud’ y otros temas tan recordables como ciertas frases inmejorables que él acuñara. ‘Una canción es un traje que busca un cuerpo que le quede bien’. ‘La tristeza es el corazón que piensa’, ‘El tango es un pensamiento triste que se puede bailar’. ‘Los hombres de grandes ciudades no se detienen ni ante las lágrimas de un desengaño’. .
       
         Luego del éxito de Tita Merello al retomar ‘Que vachaché’ y convrrtirlo en suceso, varios músicos argentinos en Europa lo difundirían  y ya la fama no  abandonarían a Discepolín. Con un prestigio constante por el éxito de sus temas y su tarea de charlista en Radio Municipal, donde por 1930 sería apreciado por su irónico desenfado de porteño sobrador y canchero, - por entonces nada frecuente en radio-  tanto que por otras emisoras llegaron a repetir lo dicho por Discepolín ante la muerte de Luigi Pirandello, por ejemplo. Un gesto inusual del ambiente que también lo animara de modo paralelo en su tendencia a lo personal y anécdótico. Ese perpetuo perfil de Discepolín evidenciado al contar a gusto improbables situaciones y referencias suyas siempre airosas, por supuesto. Se diría que al menor descuido Discepolín se interpretaba según fuera un pintoresco de la noche dueño de su propio anecdotario y relatara, por ejemplo, su visita a un impreciso club de barrio porteño llamado ‘Lagrimas, Flores y Sonrisas’ y de paso referir un fantástico suceso que entre quienes lo trataran entonces, - el actor Osvaldo Miranda y el mismo Homero Manzi, sus dilecto s amigos- entenderían un desafío a la ingenuidad del resto. Y cuando alguien le advertía su adicción a ese ‘libre macaneo’, Discepolín seriamente los corregía ‘ojo, que yo no invento mentiras ni macaneo. Lo mío es un ejercicio de imaginación’. Agudeza propia de quien ‘al fin se interpretaba a sí mismo’.  

       Con sólo dos dedos sobre el piano, Discepolín compuso letra y música sus temas  y sus farragosas lecturas le abrírían aspectos de esa revulsiva època. Un perfil notorio en los primeros escritos de su personaje radial ‘Mordisquito’, sería el reflejo aporteñado del pesimismo canchero y sobrador de los argentinos, ahondado en la letra de su ‘Yira, yira’ al pintar el escepticismo vigente por 1930 en nuestro país. Sus temas además de ratificar al tango como un género cantable con argumento, harían reconocerlo por sus inquietudes teatrales y cinematográficas, a pesar de su despareja película ‘El Hincha’. Ese intento frustrado por la sobrecarga discepoleana del personaje central, que él mismo después admitiera entre amigos.  

        Enrique Santos Discépolo nació en el barrio porteño del Once, el 27 de marzo de 1901 y murió el 23 de diciembre de 1951. Fue autor de una treintena de temas cantables y no menos de la mitad fueron y son de consentida audiencia. Su  compromiso con el peronismo y la adhesión a su personaje radial ‘Mordisquito’, que con mordacidad y certeza callejera bajaba la línea política del gobierno peronista, lo distanció de muchos ‘amigos’ de la farándula bohemia. ‘Gente muy simple, tan simple que no es peronista’ arguyó con tristeza un Discepolín muy enfermo al discontinuar sus charlas radiales. Que para final le escribirían Abel Santa Cruz y Miguel Coronato Paz, dos muy reconocidos autores, más quizá también Julio Porter, coautor con Discépolo de ‘Blum’, la obra  teatral de 1948 y 1949 en Buenos Aires.   
       
        Sin duda y sobre el mismo Discepolín contradictorio y complejo, Enrique Santos Discèpolo culminaría siendo un valor de inevitable importancia en la cultura popular de los argentinos, y dentro del escenario de los mejores. (Nov.2013)  

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina. 

jueves, 24 de octubre de 2013

Homero Manzi, del gran poeta tanguero al militante político.



            Homero Manzi, del gran poeta tanguero al militante político.  
                                                                       Eduardo Pérsico.
                         El día en que se apaguen tus tangos quejumbrosos, tendrá crespones de humo la luz del bodegón... (Viejo Ciego, 1926).        
     Homero Manzi, nacido Homero Nicolás Manzione Prestera (Añatuya, Argentina, 17 de noviembre de 1907Buenos Aires, 3 de mayo de 1951), por siempre un lector de ilustración infrecuente, fue letrista de tangos, político, director de cine y autor teatral de repercusión. Y con su alto bagaje creador revitalizó el sesgo ‘del buen decir poético’ en la canción de los argentinos a un elenco de notorios como Enrique Cadícamo, José María Contursi, Homero Expósito, Cátulo Castillo y muchos más. Y  entre su propia producción perviven en la memoria colectiva ‘Barrio de Tango’ y ‘Malena’, con música de Lucio Demare, ‘Milonga Sentimental’ con Sebastián Piana, y ‘Romance de Barrio’ y ‘Sur’, ambos con Anibal Troilo; forzando un magro recuento enriquecdor de nuestra cultura popular.  
       Vecino de Nueva Pompeya, un barrio que le nutriera la temática de sus tangos, en el terreno político Homero Manzi adhirió muy joven al Radicalismo de la línea Irigoyenista y sería destacable su entusiasta pertenencia a ‘FORJA, Fuerza Organizada Radical de las Joven Argentina’, entidad formada por intelectuales que aportaron su persistente defensa de los valores del campo cultural al paisaje político de entonces. Una muy recordable intención de obrar en la vida institucional y democrática  de los años cuarenta, precursora de sustanciales debates de interés nacional y que acaso muy atinadamente,  se disolviera como grupo orgánico al llegar el peronismo en 1945.    
      Llegado a Buenos Aires Homero Manzi viviría en la calle Juan de Garay al 3500, estudió en cologio Abrahman Luppi de la zona y por vecindad barrial fue amigo de Cátulo Castillo, de su padre el escritor José González Castillo y del pianista Sebastián Piana.  Y además de pergeñar sus inicciales letras tangueras, también muy joven incursionaría en el teatro y la cinematografía. Su tango ‘Malena’, quizá su tema más difundido, fue cantado por el actor Osvaldo Miranda en ‘El viejo Hucha’, película con guión suyo y dirigida por Lucas Demare, con los actores más reconocidos entonces como Enrique Muiño y Franciso Petrone. Su renombre como letrista comenzó por 1924 cuando el entonces exitoso cantor Ignacio Corsini le estrenara un olvidado tema, pero su éxito lo instituyó ‘Viejo Ciego’, escrito por 1926 y él con dieciocho años, lo presentara al concurso de la revista ‘El alma que canta’. Pronto a eso Manzi sería profesor de literatura en los colegios nacionales Mariano Moreno y Domingo Faustino Sarmiento hasta 1930, afiliado a la fuerza Irigoyenista de la Unión Civica Radical y ‘jugado’ activista de la Reforma Universitaria.
      Durante el gobierno del autoritario general Uriburu a partir de 1930 en Argentina, fue preso un breve tiempo y echado de su cátedra de enseñanza, que lo obligaría a integrar una compañía teatral que actuara dentro del país además de Perú y Chile. Durante la campaña presidencial de 1946 que ganara Juan Domingo Perón, Homero Manzi aquí muy contradictorio se mostró con lo más derechoso de la UCR, el Unionismo, hasta unirse al peronismo definitivamente. Y tanto fue así que el 16 de diciembre de 1947 ya dijera desde Radio Belgrano, la emisora de mayor difusión entonces, ‘Perón ya significa el continuador de la tendencia inconclusa de Yrigoyen. Y nosotros seremos solidarios con la causa de su revolución que es nuestra propia causa. Porque no oficialistas ni opositores: somos revolucionarios’ Esta concepción inmodificable lo haría el Homero Manzi político, nada convencional pero siempre figura respetada por el peso de su gran cultura y trayectoria.  
        En 1948 ya elegido presidente de SADAIC, dirigió la película ‘Pobre mi madre querida’ sobre su propio guión y en 1950 con igual método, filmaría ‘El Ultimo Payador’. Por entonces aunó a música de Anibal Troilo la letra de su memorable ‘Sur’, y antes de su muerte en 1951 escribiiría dos milongas dedicadas al peronismo y grabadas por Hugo del Carril. Y para final escribiría la letra de ‘Discepolín’ en homenaje y despedida a Enrique Santos Discépolo, su visceral amigo ya gravemente enfermo. Aunque por alguna irónica y secreta disposición, Homero Manzi moriría a inicios de 1951 y Discépolo ocho meses más tarde. Pero eso y según correspondía, ambos en Buenos Aires. (Oct. 2013)
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.Oct.013) .  

viernes, 11 de octubre de 2013

UNA REGIA DEMORA DE LA CORTE SUPREMA. Opinión.



                                       UNA REGIA DEMORA DE LA CORTE SUPREMA.                                        
                                              
… la ingeniosidad es apenas una malversación del ingenio.                   

Opinión de Eduardo Pérsico.
  
      
           Hacia las elecciones de renovación parlamentaria a fin de octubre del 2013, la mayor parte de los grupos opositores al gobierno antew micrófonos y cámaras de televisión, persisten con adjetivaciones por ‘más  seguridad en la Argentina’ y una pronta devalución monetaria como gran proyecto ideològico, en tanto el oficialismo apuesta a reiterar en cada participación los logros obtenidos en sus años de gobierno. Y ambos bandos, magnificado o disminuyendo los datos sobre robos, crímenes, dólares y accidentes, se infatúan en ser exclusivamente ellos los auténticos defensores de los intereses de la ciudadanía. Cuando existen otras instancias más acuciantes y sustantivas para debatir que muy pocos desestiman, - ciertas desigualdades sociales, por ejemplo-  pero entre las más preocupantes deficiencias dentro de nuestra sociedad actual hay varias muy poco discutidas en serio.  
     
        Y quizá eligiendo al voleo pero sin la mínima duda republicana, se nos ocurre como una falla gravísma el silencio de la Suprema Corte de Justicia, dejando sin resolver y convirtiendo esa demora en una rémora perniciosa, la plena vigencia de la Ley de Medios de Comunicación. Una Ley debatida y votada en mayoría por las Camaras Legislativas hace cuatro años, - apenas eso, señoras y señores- frenada tal vez por cuestiones extra judiciales. Sumando un deterioro evitable y más aún por estos días previos a un pronunciamiento electoral de la ciudadanía, asunto nada olvidable y que nos hace un país jurídicamente consolidado. Virtud no propicia a toda la comunidad internacional pero que nosotros practicamos, mientras nuestra Suprema Corte de Justicia obrando con postergaciones ya inexplicables en defensa de una privilegiada hacienda, pareciera funcionar bajo el mismo manual de instrucciones de los aciagos gobiernos militares que ya hemos soportado.
    
         Sería muy lesivo para nuestra constitucionalidad la existencia de algún otro tipo de presión o acicate para no dictaminar sobre algo ya debatido hasta la saciedad, que por estos días hace que supongamos a los Honorables Miembros de la Corte Suprema de Justicia, fastuosamente dotados para retrasar con el ‘cajoneo’ de una democrática ley, la movilidad social de los argentinos. Apenas eso y no digamos ‘casi nada’, en tanto si esto se confirmara así expondría internacionalmente a los más altos responsables de la justicia en nuestro país, - señores Jueces de la Corte Suprema- de nuevo obligados a cumplir con los mandatos de quienes se sienten ‘dueños de la Patria’. Pero en cuanto la ley, - ya demorada con mucha ingeniosidad- nos obligaría a suponer que otra vez aquí se juegan intereses económicos y políticos muy profundos. Que curiosamente y en este especialísimo entuerto, no coinciden con las necesidades o postulados del gobierno actual y eso no sería lo más grave. Más si igualmente esta demora fuera impuesta por esas u otras oblicuas razones, la no aplicación íntegra de la Ley de Medios de Counicación dispuesta por ambas Cámaras legislativas, algún bromista culparía a los miembros de la Suprema Corte por ostensible falta de cumplimiento a los deberes de funcionario público. Pero bué, esas son pobres  ocurrencias. (oct.013).
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lunes, 7 de octubre de 2013

12 DE OCTUBRE DE 1492. Poema.




12 DE OCTUBRE DE 1492.

                                      Eduardo Pérsico.  
                  
                ... entraron con sus cruces y sus lanzas,
                  y los de aquí sólo éramos personas.

     Y un imprevisto amanecer vinieron y llegaron,
jineteando en el lomo del mar estrepitoso.
Del mar, motín de sal y oquedad milenaria
inmemoriales hombres pisaron nuestra playa.
 
    Aquí vagaría el sol desflorando la sombra,
satinando la pampa que era una resonancia.
Interminable y sola extraviada en los mapas,
la pampa indoblegable de todas las centurias.

     De metales y arneses vinieron y llegaron
 y aquí sólo había silencio a dioses y verdades.
Nuestra verdad en silencio que repiten los tiempos
sin sermones confusos ni discurso inventado.

     La inmensidad, un delirio, ensueño y desmesura
quebrada  por navíos que llegaron de lejos...
 
      Y dicen, no se sabe todavía,
que por aquí no había eco de los galopes
de caballadas potras, crin al viento y relincho.
Ni siquiera el arrullo rasguido de una viola
conmovería la calma de los anocheceres.

  Llegaron esos hombres de metales y arneses
a tanto territorio de soledad muy sola.
   A esta incesante fragua de agobiadores soles
y enrojecida siesta demorando el paisaje.
 
     Vinieron y llegaron cuando cada montaña,
peldaño de misterio,
colgaba de los aires su racimo de aroma.
    Más los ríos libertarios disponían del reflejo
y el contracanto al canto de pedregal y orilla. 
    Sí. Aquí soltaría el viento su natural capricho
cargando los pulmones de albedrío pajarero.
Bailaba la hojarasca del repleto follaje
y tronaba a prodigio nuestra mágica lluvia.
   
    Esos hombres llegaron y en la playa, nosotros.
Nosotros en la playa del tiempo que les digo,
achicados de asombro por la grandiosa nave
y metálicos seres venidos desde el agua.

  Tanto temor callamos que ni apenas dijimos,
que tal vez allí mismo haya empezado el hambre.

    Y ocurrió ciertamente: de una choza a la otra
con palabras invictas hablamos del suceso,
contamos la noticia.
   
      Bien teníamos  palabras que unidas a las nuevas,
traídas en los barcos,
son memoria y enigma del saber quienes somos.
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.

viernes, 27 de septiembre de 2013

ENTREACTO DE MARIPOSA Y GATO. Cuento.



ENTREACTO DE MARIPOSA Y GATO.  
     
                                                                   Cuento. Eduardo Pérsico.

     Llegó setiembre y otra invicta primavera vistió al ciruelo con florcitas  colorinches. Y en cuanto una mariposa sobrevuela sobre mi gato Fidel, recordé que el dibujo en cada ala de mariposa es un código a perpetuar en su especie, un signo irrepetible. Un diseño que podría parecer ya visto a primera mirada pero al fin, un rasgo mínimo de un ala que difiere, -desvío imperceptible o cierta tenue decoloración- le transmite los inéditos datos de su naturaleza a ese ‘insecto lepidóptero’. Denominación que nos hace al menos preguntarle a los entomólogos si es de gente seria nombrar así a una mariposa, ser vivo que aunque no pese un gramo comprende y enuncia al menor vistazo, algún recóndito rasgo de todo el mariposerío existente en el mundo. Una invalorable tarea de todss ellas que suponemos hacen de manera incesante, como esta misma que además de inquietar a mi gato Fidel, vuela a comunicar su herencia mariposera hasta donde aguante su aleteo; y acaso el universo, nada menos...
    Entonces mi querido gato Fidel, no litigues el dominio de este lejano patio en ningua estación del año con las mariposas de turno; esa impecable armonía de los  profundos dioses que ningún bicho humano puede modificar. Y como buen gato dinámico de a ratos, quizá jamás entiendas que ellas son imbatibles por esconder nadie sabe dónde una celulita misteriosa; un algo que las habilita divertidamente a sostener cierto plan burlón y gigantesco, a puro soplo vital de vuelo inesperado y ala diminuta.Todas al parecer virtudes imbatibles…,
      Y con cada vuelo fortuito o calculado, vaya uno a saber mi querido Fidel, la mariposa vuelve a desorientarte. Algo que bien explicaría que a los gatos los perjudicó el desmesurado homenaje gatuno rendido por no pocos renombrados escribas. Por ejmplo para Charles Baudelaire los gatos eran bellos porque sugerían lujo y voluptuosidad; Víctor Hugo aseguró que Dios creó al gato para dar al hombre la dicha de acariciar un tigre; y Jorge Luis Borges suponía al silencio de su gato Beppo más elocuente que el decir de ciertos periodistas.... Así que ahora mismo mi querido Fidel, te aconsejo olvidarte de esos literatos adulones y bajes de la pared para no seguir siendo humillado por esa  invicta y bella mariposa. (set.013).
 Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
www.eduardopersico.blogspot.com 

martes, 17 de septiembre de 2013

CEUTA DE LAS PREGUNTAS. Poema.



CEUTA DE LAS PREGUNTAS.   
                               
                                                            Eduardo Pérsico.                                                            
                                  
                          … se dice y pocos saben el cuándo del arribo.                              

  
             ¿Siglos antes que el moro viera el mundo grandioso, 
       todo sería misterio, todo sería silencio?   

              ¿Vagarían remolinos del desierto infinito,
         con vientos tornasoles de inaugurar paisajes? .
         Y de existir, ¿los pájaros serían infatigables
        al cruzar la distancia desolada y desnuda?

              ¿Mezclaría la arboleda su delirio de verdes
       en errátiles ciclos de horarios intangibles?
        ¿Y el frasear de la lluvia se atenuaría en el aire   
          sin alguien que le diera formato de palabra?
          
                  Más allá del Estrecho, Ceuta es sólo preguntas. 
           ¿Se dice y pocos saben el cuándo del arribo   
           de los primeros seres, los más Vivos,
           a dueños del Peñon de las aguas y el aire?    
              
            ¿Y que del monte Hacho bajó un dios sin apuro,
           tal vez un mediodía de soles desbocados,
           y azorados sus ojos se quebrara en angustia
           cual gaviota extraviada por su propia tormenta?

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.
www.eduardopersico.blogspot.com

miércoles, 4 de septiembre de 2013

A veces la poesía... Poemas.





A veces la poesía...
                                     
Eduardo Pérsico.

      A veces la poesía es un rayo que nos lacera el corazón, vigilia a lento cigarrillo hasta anunciar el alba. Más cierta esgrima presuntuosa de conmemorar ‘que las mariposas son flores desertoras o graciosa inventiva de angelitos pintores’, lejos de todo ensueño es hilacha de trapo ante pibes que el hambre los desgarra  por dentro. Pero bué… 
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PREGUNTAS SIN OLVIDO.
                           
   ¿Dónde estarás, amor? Ni han devuelto tu nombre.
  El mismo que tan breve parecía, íntimo y diminuto. 
  cuatro letras de silabear tu nombre.

¿Es que tu aliento tibio todavía sobrevuela
 el aire de una cárcel feroz y sin ventanas?

¿Y tu ojos, amor?

    ¿Siguen siendo tan grises absortos y redondos, 
tus ojos de juntarnos decayendo la tarde? 
     Esos brillos amantes de la vida
en calles encendidas de canciones y pájaros. 

   Y también por tu ojos al reflejar los míos 
cruzarían los ultrajes de uniforme y absurdo. 
   Con niños sollozantes robados en la noche   
y la indolente mueca de banqueros y curas.

¿Dónde estarás amor?
¿No sostiene tu cuerpo caricias de mis manos,
ni a tu piel la desvela mi beso tembloroso?  

¿Y tu voz amor mío?
¿Ni me nombró siquiera al saberte arrastrada  
 y la gente impasible siguiendo su camino?

     ¿No me nombraste amor ni apenas esa noche
 sometida y violada?
    ¿El pronunciarme apenas fue tu olvido   
  en esa infamia constante de tu muerte? 

¿O tanto nos quisimos, amor,
que callaste mi nombre?  (setiembre 013)


AQUEL VECINO.

     El hombre se escribía sus versitos
iluso que una vez alguien dijera:
‘sí, es el que yo le digo, uno bajito
que vive aquí nomás, a dos veredas’.

    Nadie lo vería andar, sombra en la niebla,
perdiendo sin chistar sitio en la fila.
O ir soledoso algún domingo al parque
a charlar con el  caballo de la estatua.

   Cada renglón cerrado se volvería amarillo  
sin ese revivir de verlo impreso. 
El tiempo transcurrió sin registrarlo. 
Ni un guiño de atención. Menos que eso.

  La muerte lo cargó sin darle aviso
y una siesta, cansao, siguió de largo.
El hijo ni llegó, estaría en viaje.
Su mujer gimoteó más que llorarlo.

   ‘Por no cuidarse. Voy a extrañarlo mucho’,
ella que ya ni siquiera lo corneaba.
El mundo sigue igual. Sonó el vecino
que escribía sus versitos. Casi nada.
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         MIRAR DE PRIMAVERA.

 

        

            El setiembre ya pródigo de luz y veintiuno

      es un vaso colmado de vino gusto a ganas.

     Se ufana una muchacha soltar su pelo al viento

      y el pródigo despliegue de su blusa floreada.

 

           Hoy que el aire deshace casi como al descuido

      el nudo abigarrado que tejiera el invierno,

      el cielo de mi barrio, tan modesto y discreto,

       le propone al paisaje realzarle los reflejos.    

      

           Sonríe una vecina mi guiño cuando pasa. 

      ¿Hoy acortó su falda por festejar el día?     

      / Si alguna tarde de estas pudiera convencerla  

      de aflojarse las riendas, que el tiempo luego olvida../ 

   

          No es vano este deslumbre de soles derramados

      en invocar resabios de sanguíneos ancestros.  

      Repitiendo esa arcaica mirada al avistarnos         

       y el erótico acuerdo de la especie desnuda. (Set.2013) 

Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.