Hay quienes al Mingo Echeverri, ni en sueños.
Por Eduardo Pérsico.
Después de mucho leer sobre quienes somos los argentinos y a qué suburbios
nos llevaron, - al tiempo de mandarse múltiples copas de un Chardonay bien frío-
el atemporal Periodista Especializado Mingo Echeverri cayó en una feroz sueñera
de ronquido y delirio. Y al despertar, extrañamente recordaría detalles de un delirio
de ‘tradiciones nacionales ’, eternos dueños de la tierra y cierta mujer que tanto
amara y llegara al sueño sin motivo. O quién sabe, corazón…
- Adelante don Echeverri, mucho gusto. Hace
un tiempo he sabido de usted y pase nomás que aquí somos gente de campo – lo
saludó un fulano atenuando la voz por quitar
brillo al entorno y lo invitó a tomar algo. Y al agregar lo suyo al sueño, al
Echeverri lo divertía ese teatral despojo de la riqueza que simulan los ricos, y
él bien aprendiera de aquella secreta compañera
de ternura en tardes imborrables. De sentir ambos el amor hasta los huesos y
tal vez sin notarlo, a los dos les llegarían los quizá y los acasos en cada
encuentro; y por más que una vez él prejuiciara ‘las hembras como vos no lloran
nunca’, al separarse hubo sollozos que enjugara la ducha y él jamás pudo agregar
esa mujer a sus olvidos. Ella, de sonreír al sentenciar ‘la cohesión de grupo no
la heredamos de unos mercachifles que hicieran guita; el campo es otra cosa’, o
‘junto a esta frivolidad tilinga nosotros tenemos conciencia social’; y al
final de la frase solían encimarse a reírse
más juntos.
- Cumplimos generaciones limando diferencias;
es lo mejor – siguió el tipo.Y ni bien una profesional amiga me dijo que usted sabía
mucho de política, me permití invitarlo, -- y ahí el Mingo aguardó ¿vos no serás
comunista, no?’, que el otro no dijo.
- … antes la izquierda nos preocupaba más - oyó
al primer balde de pertrechos con hielo.
El Mingo se auguró una charla para varias botellas y al mencionar el otro a ‘unos
amigos Políticos de Carrera’, él le bromeó ‘sí, los políticos de carrera se entrenan
corriendo cada mañana tras el presupuesto’, y el otro le sonrió casi fugaz.
- Vea Echeverri, hoy los diarios culpan menos
al marxismo leninista troskista que esas
bandas que se adueñan de la calle, la puta madre que los parió- y ahí el atemporal
Mingo Echeverri se mandó un robusto trago y apretó al tipo ‘dejate de boludear,
che. Ahora yo te pregunto, vos me contestás y ambas puteadas valen lo mismo’. El
otro ahí convencido de conocer cada respuesta aceptó más contento que mono que
se encontró un reloj, mientras el Mingo repetía de Chardonay de la gran puta.
- Recordame la ley de residencia por 1900 con
sus infames deportaciones, el Estado de Sitio al festejar el Centenario en 1910,
la masacre de obreros en la
Patagonia por 1921 y alguna otra violencia que te acuerdes-
apuró el atemporal Periodista Especializado .
- Muy fácil, nosotros pedimos inmigrantes del
centro europeo y nos desbordaron los conventillos de Buenos Aires con tanos
anarquistas. A la mierda con ellos. Y en 1921 en la Patagonia se nos infiltraron mafiosos gallegos y chilenos a robarnos
la tierra conquistada a los indios, y en cuanto ordenamos a los militares que se
ocuparan, al carajo con ellos. Todos deberían honrar nuestra gloriosa Conquista
del Desierto y la gloriosa Liga Patriótica
con jóvenes de familia como mi padre, que lucharon desde su automóvil contra
los atorrantes de la huelga en Vasena - y al Mingo le resonaron varios
apellidos actuales de aquella secta, pero
eligió seguirla. …
- Ustedes echaron al presidente Irigoyen en
1930, en 1955 patearon a Perón y en 1976 ensangrentaron el país entero, siempre
integrando la perpetua comparsa del odio siempre que sale a festejar.
- ¡Qué odio? Es conciencia grupal. ¿Dijiste Irigoyen?
Nos caíamos del mundo y radicales y socialistas nos ayudaron para echarlo. ¿Pacto
Runciman Roca? Un acuerdo perfecto con los ingleses; Argentina granero del
mundo, camisas y robe de chambre de seda, casimires, scotland whisky y a
festejar a Londres. Vendíamos una vaca y viajábamos a Europa; ¿qué te parece? Y
si en los años treinta los dejamos elegir unos diputados para hablar boludeces,
eso fue asunto te ustedes.
Y
ahí el Mingo Echeverri recordó la nota que un tal Blaquier de la Sociedad Rural le
enviara a los militares golpistas en 1955. ‘Nosotros les ofrecemos nuestra
clara y decisiva colaboración y quiera la Divina Providencia
iluminar los designios de vuestra gestión gubernativa’. Y más frases que repitiera
esa misma Rural y la Cámara
de Comercio a los genocidas Videla Massera y elenco estable: ‘desde abril de 1976 a la fecha se recuperó
la confianza internacional y conquistas en el campo social y económico’.
- Esta bien, Echeverri. Pero no me hinches más
las bolas cuando tus sindicalistas son todos millonarios – un contragolpe que el
Echeverri soportó por tanto recibir en su vida más rempujones que mostrador de
boliche. .
- Ah, ¿sólo
por eso no quieren un Estado donde comamos todos?
- ¿Qué? Eso nunca, ni en curda. La tierra es
nuestra, la patria es el campo o al revés, y quienes no honran al glorioso
general Roca que se jodan. Y te digo, si los milicos del 76’ se quedaron cortos y
arrugaron por boludos, que hoy se aguanten la suprema corte del derecho humano
y se mueran en cana. Y más te digo, de esa historia me gustaría ver a muchos zurditos
desaparecidos trabajando el campo de sol a sol.
.
- Qué cabrón, ¿y vos algún día trabajaste de
sol a sol? – más ya tanto vino, ‘algo habrán hecho’o ‘por algo será’ y ‘se debe
respetar por la propiedad privada’ habían hecho su tarea sobre el Mingo
Echeverri.
- ¿Quién, yo; gente como nosotros laburar en la
tierra? Ni locos, che, ¿ o para qué está la peonada?
Y en
su oración el dueño de casa rebuscó la chillona risa tono agrícola ganadero, algo
destemplada.
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en
Lanús, Buenos Aires, Argentina.
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