jueves, 24 de octubre de 2013

Homero Manzi, del gran poeta tanguero al militante político.



            Homero Manzi, del gran poeta tanguero al militante político.  
                                                                       Eduardo Pérsico.
                         El día en que se apaguen tus tangos quejumbrosos, tendrá crespones de humo la luz del bodegón... (Viejo Ciego, 1926).        
     Homero Manzi, nacido Homero Nicolás Manzione Prestera (Añatuya, Argentina, 17 de noviembre de 1907Buenos Aires, 3 de mayo de 1951), por siempre un lector de ilustración infrecuente, fue letrista de tangos, político, director de cine y autor teatral de repercusión. Y con su alto bagaje creador revitalizó el sesgo ‘del buen decir poético’ en la canción de los argentinos a un elenco de notorios como Enrique Cadícamo, José María Contursi, Homero Expósito, Cátulo Castillo y muchos más. Y  entre su propia producción perviven en la memoria colectiva ‘Barrio de Tango’ y ‘Malena’, con música de Lucio Demare, ‘Milonga Sentimental’ con Sebastián Piana, y ‘Romance de Barrio’ y ‘Sur’, ambos con Anibal Troilo; forzando un magro recuento enriquecdor de nuestra cultura popular.  
       Vecino de Nueva Pompeya, un barrio que le nutriera la temática de sus tangos, en el terreno político Homero Manzi adhirió muy joven al Radicalismo de la línea Irigoyenista y sería destacable su entusiasta pertenencia a ‘FORJA, Fuerza Organizada Radical de las Joven Argentina’, entidad formada por intelectuales que aportaron su persistente defensa de los valores del campo cultural al paisaje político de entonces. Una muy recordable intención de obrar en la vida institucional y democrática  de los años cuarenta, precursora de sustanciales debates de interés nacional y que acaso muy atinadamente,  se disolviera como grupo orgánico al llegar el peronismo en 1945.    
      Llegado a Buenos Aires Homero Manzi viviría en la calle Juan de Garay al 3500, estudió en cologio Abrahman Luppi de la zona y por vecindad barrial fue amigo de Cátulo Castillo, de su padre el escritor José González Castillo y del pianista Sebastián Piana.  Y además de pergeñar sus inicciales letras tangueras, también muy joven incursionaría en el teatro y la cinematografía. Su tango ‘Malena’, quizá su tema más difundido, fue cantado por el actor Osvaldo Miranda en ‘El viejo Hucha’, película con guión suyo y dirigida por Lucas Demare, con los actores más reconocidos entonces como Enrique Muiño y Franciso Petrone. Su renombre como letrista comenzó por 1924 cuando el entonces exitoso cantor Ignacio Corsini le estrenara un olvidado tema, pero su éxito lo instituyó ‘Viejo Ciego’, escrito por 1926 y él con dieciocho años, lo presentara al concurso de la revista ‘El alma que canta’. Pronto a eso Manzi sería profesor de literatura en los colegios nacionales Mariano Moreno y Domingo Faustino Sarmiento hasta 1930, afiliado a la fuerza Irigoyenista de la Unión Civica Radical y ‘jugado’ activista de la Reforma Universitaria.
      Durante el gobierno del autoritario general Uriburu a partir de 1930 en Argentina, fue preso un breve tiempo y echado de su cátedra de enseñanza, que lo obligaría a integrar una compañía teatral que actuara dentro del país además de Perú y Chile. Durante la campaña presidencial de 1946 que ganara Juan Domingo Perón, Homero Manzi aquí muy contradictorio se mostró con lo más derechoso de la UCR, el Unionismo, hasta unirse al peronismo definitivamente. Y tanto fue así que el 16 de diciembre de 1947 ya dijera desde Radio Belgrano, la emisora de mayor difusión entonces, ‘Perón ya significa el continuador de la tendencia inconclusa de Yrigoyen. Y nosotros seremos solidarios con la causa de su revolución que es nuestra propia causa. Porque no oficialistas ni opositores: somos revolucionarios’ Esta concepción inmodificable lo haría el Homero Manzi político, nada convencional pero siempre figura respetada por el peso de su gran cultura y trayectoria.  
        En 1948 ya elegido presidente de SADAIC, dirigió la película ‘Pobre mi madre querida’ sobre su propio guión y en 1950 con igual método, filmaría ‘El Ultimo Payador’. Por entonces aunó a música de Anibal Troilo la letra de su memorable ‘Sur’, y antes de su muerte en 1951 escribiiría dos milongas dedicadas al peronismo y grabadas por Hugo del Carril. Y para final escribiría la letra de ‘Discepolín’ en homenaje y despedida a Enrique Santos Discépolo, su visceral amigo ya gravemente enfermo. Aunque por alguna irónica y secreta disposición, Homero Manzi moriría a inicios de 1951 y Discépolo ocho meses más tarde. Pero eso y según correspondía, ambos en Buenos Aires. (Oct. 2013)
Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.Oct.013) .  

viernes, 11 de octubre de 2013

UNA REGIA DEMORA DE LA CORTE SUPREMA. Opinión.



                                       UNA REGIA DEMORA DE LA CORTE SUPREMA.                                        
                                              
… la ingeniosidad es apenas una malversación del ingenio.                   

Opinión de Eduardo Pérsico.
  
      
           Hacia las elecciones de renovación parlamentaria a fin de octubre del 2013, la mayor parte de los grupos opositores al gobierno antew micrófonos y cámaras de televisión, persisten con adjetivaciones por ‘más  seguridad en la Argentina’ y una pronta devalución monetaria como gran proyecto ideològico, en tanto el oficialismo apuesta a reiterar en cada participación los logros obtenidos en sus años de gobierno. Y ambos bandos, magnificado o disminuyendo los datos sobre robos, crímenes, dólares y accidentes, se infatúan en ser exclusivamente ellos los auténticos defensores de los intereses de la ciudadanía. Cuando existen otras instancias más acuciantes y sustantivas para debatir que muy pocos desestiman, - ciertas desigualdades sociales, por ejemplo-  pero entre las más preocupantes deficiencias dentro de nuestra sociedad actual hay varias muy poco discutidas en serio.  
     
        Y quizá eligiendo al voleo pero sin la mínima duda republicana, se nos ocurre como una falla gravísma el silencio de la Suprema Corte de Justicia, dejando sin resolver y convirtiendo esa demora en una rémora perniciosa, la plena vigencia de la Ley de Medios de Comunicación. Una Ley debatida y votada en mayoría por las Camaras Legislativas hace cuatro años, - apenas eso, señoras y señores- frenada tal vez por cuestiones extra judiciales. Sumando un deterioro evitable y más aún por estos días previos a un pronunciamiento electoral de la ciudadanía, asunto nada olvidable y que nos hace un país jurídicamente consolidado. Virtud no propicia a toda la comunidad internacional pero que nosotros practicamos, mientras nuestra Suprema Corte de Justicia obrando con postergaciones ya inexplicables en defensa de una privilegiada hacienda, pareciera funcionar bajo el mismo manual de instrucciones de los aciagos gobiernos militares que ya hemos soportado.
    
         Sería muy lesivo para nuestra constitucionalidad la existencia de algún otro tipo de presión o acicate para no dictaminar sobre algo ya debatido hasta la saciedad, que por estos días hace que supongamos a los Honorables Miembros de la Corte Suprema de Justicia, fastuosamente dotados para retrasar con el ‘cajoneo’ de una democrática ley, la movilidad social de los argentinos. Apenas eso y no digamos ‘casi nada’, en tanto si esto se confirmara así expondría internacionalmente a los más altos responsables de la justicia en nuestro país, - señores Jueces de la Corte Suprema- de nuevo obligados a cumplir con los mandatos de quienes se sienten ‘dueños de la Patria’. Pero en cuanto la ley, - ya demorada con mucha ingeniosidad- nos obligaría a suponer que otra vez aquí se juegan intereses económicos y políticos muy profundos. Que curiosamente y en este especialísimo entuerto, no coinciden con las necesidades o postulados del gobierno actual y eso no sería lo más grave. Más si igualmente esta demora fuera impuesta por esas u otras oblicuas razones, la no aplicación íntegra de la Ley de Medios de Counicación dispuesta por ambas Cámaras legislativas, algún bromista culparía a los miembros de la Suprema Corte por ostensible falta de cumplimiento a los deberes de funcionario público. Pero bué, esas son pobres  ocurrencias. (oct.013).
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lunes, 7 de octubre de 2013

12 DE OCTUBRE DE 1492. Poema.




12 DE OCTUBRE DE 1492.

                                      Eduardo Pérsico.  
                  
                ... entraron con sus cruces y sus lanzas,
                  y los de aquí sólo éramos personas.

     Y un imprevisto amanecer vinieron y llegaron,
jineteando en el lomo del mar estrepitoso.
Del mar, motín de sal y oquedad milenaria
inmemoriales hombres pisaron nuestra playa.
 
    Aquí vagaría el sol desflorando la sombra,
satinando la pampa que era una resonancia.
Interminable y sola extraviada en los mapas,
la pampa indoblegable de todas las centurias.

     De metales y arneses vinieron y llegaron
 y aquí sólo había silencio a dioses y verdades.
Nuestra verdad en silencio que repiten los tiempos
sin sermones confusos ni discurso inventado.

     La inmensidad, un delirio, ensueño y desmesura
quebrada  por navíos que llegaron de lejos...
 
      Y dicen, no se sabe todavía,
que por aquí no había eco de los galopes
de caballadas potras, crin al viento y relincho.
Ni siquiera el arrullo rasguido de una viola
conmovería la calma de los anocheceres.

  Llegaron esos hombres de metales y arneses
a tanto territorio de soledad muy sola.
   A esta incesante fragua de agobiadores soles
y enrojecida siesta demorando el paisaje.
 
     Vinieron y llegaron cuando cada montaña,
peldaño de misterio,
colgaba de los aires su racimo de aroma.
    Más los ríos libertarios disponían del reflejo
y el contracanto al canto de pedregal y orilla. 
    Sí. Aquí soltaría el viento su natural capricho
cargando los pulmones de albedrío pajarero.
Bailaba la hojarasca del repleto follaje
y tronaba a prodigio nuestra mágica lluvia.
   
    Esos hombres llegaron y en la playa, nosotros.
Nosotros en la playa del tiempo que les digo,
achicados de asombro por la grandiosa nave
y metálicos seres venidos desde el agua.

  Tanto temor callamos que ni apenas dijimos,
que tal vez allí mismo haya empezado el hambre.

    Y ocurrió ciertamente: de una choza a la otra
con palabras invictas hablamos del suceso,
contamos la noticia.
   
      Bien teníamos  palabras que unidas a las nuevas,
traídas en los barcos,
son memoria y enigma del saber quienes somos.
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Eduardo Pérsico nació en Banfield y vive en Lanús, Buenos Aires, Argentina.